City Limits ha estado recopilando información desde enero sobre cómo funcionó el programa de ayuda de emergencia para inmigrantes de la ciudad. Muchos se quejaron de que el programa no se había publicitado adecuadamente, dejando a los inmigrantes sin saber cómo solicitarlo.

 Sorybel, madre soltera, perdió sus dos empleos a causa de la pandemia. Ella fue una de las personas que recibió ayuda a través del fondo de ayuda para los inmigrantes de la ciudad, pero sólo después de meses de buscar información y esperar.

Este artículo apareció originalmente en inglés. Read the English version here

En abril se cumplió un año desde que el alcalde Bill de Blasio anunciara el programa de ayuda de emergencia para inmigrantes de la ciudad de Nueva York (NYC COVID-19 Immigrant Emergency Relief Fund), financiado con una donación de $20 millones de dólares de Open Society Foundations (OSF por sus siglas en inglés).

Aunque ahora este programa de la ciudad se ve empequeñecido por el fondo estatal para trabajadores excluidos de $2.100 millones de dólares, en su momento hace un año fue el único salvavidas para las familias que se quedaron fuera de la ayuda federal. Y a medida que la ciudad pasa de la gestión de esta pandemia a la preparación para futuros desastres hay importantes lecciones que aprender del programa de ayuda de emergencia de la ciudad en temas como transparencia, procesos de solicitud, costes administrativos y más.

El plan original consistía en que la oficina del alcalde de Nueva York para asuntos de los inmigrantes (MOIA por sus siglas en inglés) y el fondo del alcalde para el avance de la ciudad de Nueva York crearían una red diversa de organizaciones comunitarias en toda la ciudad que se encargaría de distribuir los pagos únicos de ayuda de emergencia a los inmigrantes de la ciudad por orden de llegada.

El anuncio fue cubierto por los medios de comunicación locales y nacionales por lo que muchos inmigrantes de la ciudad conocieron el programa una vez fue anunciado por primera vez. Muy pronto, muchas personas quisieron saber más información sobre este programa y solo en junio de 2020, por ejemplo, City Limits recibió 16 comentarios de personas que pedían más información sobre el fondo de la ciudad.

El anuncio del programa llegaba en un momento crítico ya que los meses de abril y mayo de 2020 devastaron a los inmigrantes de Nueva York que eran trabajadores asalariados o contratistas independientes. Se recortaron las horas, desaparecieron los puestos de trabajo y se esfumaron los negocios. Un informe del New School’s Center for New York City Affairs (Centro de asuntos de la ciudad de Nueva York de New School) descubrió que los inmigrantes tenían “un 20 por ciento más de probabilidades que sus homólogos nativos de haber sido desplazados en la crisis actual”.

En mayo de 2020, tres semanas después de que se anunciara el fondo, City Limits informaba sobre el lento comienzo del programa y lo poco que se sabía de este. En ese momento, la ciudad dijo que se habían seleccionado unas 30 organizaciones comunitarias para formar parte de la iniciativa, pero MOIA dijo que no daría a conocer inmediatamente al público una lista de las organizaciones comunitarias participantes.

Al final, 34 organizaciones comunitarias hicieron parte del programa, pero la lista de las organizaciones participantes no se hizo pública hasta mediados de enero de 2021, cuando esas organizaciones presentaron los datos finales a la oficina de MOIA. Y no sólo los medios de comunicación no conocieron la lista completa de organizaciones seleccionadas, también muchos inmigrantes nunca supieron dónde, cuándo y cómo hacer la solicitud a un programa que iba a beneficiarlos.

En julio de 2020, City Limits escribió un segundo artículo de seguimiento sobre el programa señalando que este había sido ejecutado inadvertidamente con solo un par de organizaciones comunitarias dando a conocer que habían sido seleccionadas en los medios de comunicación, dejando consternación entre los inmigrantes que se sentían abandonados y sin información. En ese momento, City Limits informó de que el 96 por ciento de todas las selecciones realizadas hasta ese momento correspondía a personas que cumplían los criterios de vivir en la ciudad, y en ese momento solo una organización estaba aún recibiendo solicitudes para el programa.

MOIA ha confirmado recientemente que los exámenes de elegibilidad para el programa empezaron en junio de 2020 y en julio la admisión para el programa se había cerrado. MOIA ha insistido en que una de las razones por las que la información no se hizo pública fue por las preocupaciones y los mayores temores de la aplicación de la ley de inmigración, y la regla de carga pública bajo la administración Trump. Sin embargo, el programa de Nueva York fue único en este aspecto.

El estado de California operó lo que en su momento fue el mayor fondo de ayuda a la población indocumentada bajo las mismas circunstancias durante la administración Trump. Toda la información sobre el proceso de cómo aplicar y las organizaciones involucradas estuvo disponible y se difundió en los medios de comunicación.

La ciudad de Chicago también creó un programa de asistencia en efectivo para inmigrantes en asociación el Resurrection Project y Open Society Foundations. Organizaciones, individuos y los medios de comunicación difundiendo la información sobre dónde, cuándo y cómo aplicar.

Tanto el programa de Chicago como el de California se vieron desbordados, como era de esperarse. Justamente ésta fue otra de las razones que planteó MOIA para no revelar los nombres de las organizaciones en el momento de la apertura del programa de la ciudad.

Al final, sin embargo, la discreción MOIA no frenó el flujo de solicitudes a las organizaciones comunitarias de Nueva York. De abril a septiembre de 2020, MOIA recibió 3.000 llamadas “específicamente para el Fondo de Ayuda de Emergencia para Inmigrantes financiado por Open Society Foundations”, dice el último informe de MOIA.

Después de que se cerrara la admisión al programa en julio, las organizaciones comunitarias participantes recibieron más solicitudes que fondos disponibles a través del programa, muchas de esas organizaciones pasaron los meses siguientes distribuyendo, rastreando y confirmando la recepción de los fondos.

A mediados de octubre se distribuyó el último dinero. Originalmente, el programa distribuiría pagos de ayuda a través de tarjetas de débito de $400 dólares por individuo, $800 dólares para parejas o padres solteros con hijos, $1.000 dólares para familias con varios adultos y niños, pero en algún momento se añadió una nueva categoría para “otras cantidades.”

Dinero distribuidoNº de personas que recibieron esta suma
$1.00012.120+
$8003.260+
$4005.920
Sub Total21.300+
Otras cantidades2.810+
Total24.110
Basado en los datos proporcionados por las organizaciones participantes a MOIA al 28 de octubre de 2020.

Básicamente, si un solicitante ya había recibido algún tipo de ayuda en efectivo de cualquier otro fondo de ayuda, el fondo para inmigrantes de la ciudad cubriría la diferencia entre lo que podría recibir en la categoría del fondo de la ciudad y la cantidad que ya había recibido.

MOIA dice que 24.000 trabajadores inmigrantes recibieron esta ayuda, incluyendo los que recibieron otras cantidades y si se proyecta, algo así como 52.000 personas en sus hogares. Eso es más que el tope de 20.000 personas establecido por el alcalde.

“Este programa era necesario y desempeñó un papel fundamental para que el estado de Nueva York reconociera e incluyera a los trabajadores indocumentados en la ayuda estatal COVID-19. En un momento de crisis, pudimos responder y reaccionar en tiempo real. Estamos orgullosos del trabajo que hicimos con los gobiernos locales y las organizaciones comunitarias para satisfacer las necesidades de millones de personas que se tambaleaban y quedaban fuera de la ayuda federal”, dijo un portavoz de la Open Society Foundation en un correo electrónico.

Según los datos facilitados por MOIA, el 39.1 por ciento de los beneficiarios residía en Queens; el 27.2 por ciento en Brooklyn; el 17.2 por ciento en el Bronx; el 9.7 por ciento en Staten Island; el 6.3 por ciento en Manhattan; y el 0.4 por ciento no tenía una dirección estable.

La mitad de los beneficiarios eran trabajadores domésticos (por ejemplo, ayudantes de salud en el hogar, niñeras, amas de casa), trabajadores de restaurantes y servicios de alimentación (como preparación de alimentos, entrega a domicilio) y trabajadores de la construcción o jornaleros.

Los $20 millones de dólares donados por OSF incluían costos administrativos, por lo que cada organización comunitaria recibió entre el 7 y el 10 por ciento del importe de la financiación que distribuía como tasa administrativa.

“Conocíamos los costes administrativos. Requiere mucho trabajo proporcionar el dinero, llevar a cabo la divulgación y mantener una organización duradera. Una de las mayores conclusiones que vimos en todas las ciudades fue el coste de la pandemia para las organizaciones sin ánimo de lucro que trabajan sobre el terreno. Hay un coste real de hacer negocios y alguien tiene que pagarlo”, dijo OSF.

MOIA no reveló los porcentajes ni las cantidades exactas de estos costes, aunque la comisionada de MOIA, Bitta Mostofi, dijo a Documented que se gastaron casi $2 millones de dólares en gastos administrativos.

En comparación con los fondos de Chicago, las tasas administrativas de Nueva York fueron más elevadas. En Chicago, por ejemplo, la organizaicón Resurrection Project cobró el 2.1 por ciento del coste total del programa, según Eréndira Rendón, vicepresidenta de estrategia y defensa de la inmigración de la organización.

“Las distintas ciudades tienen enfoques diferentes en un entorno complejo. Entendemos y respetamos el enfoque de Nueva York. Entendemos y respetamos el enfoque de California y Chicago”, dijo OSF.