Al 31 de marzo, la alcaldía había emitido unos 1.500 avisos de estadía de 30 días a inmigrantes “para hacer arreglos alternativos” y a otros 1.300 con avisos de 60 días a inmigrantes menores de 23 años.
Este artículo se publicó originalmente en inglés el 3 de abril. Traducido por Daniel Parra. Read the English version here.
Gabriel Ramos, de 28 años, llevaba 12 noches durmiendo en estaciones de tren, mientras que en el día buscaba trabajo y volvía a solicitar refugio en el antiguo colegio St. Brigid del East Village.
Cuando City Limits visitó las instalaciones la semana pasada ya no había las largas filas que antaño serpenteaban alrededor de la antigua escuela, utilizadas durante meses por la ciudad como Centro de remisión de pasajes para inmigrantes y solicitantes de asilo (Reticketing Center) que buscan cama en un refugio tras expirar su estancia inicial, o para obtener pasajes de salida de la ciudad.
Ahora decenas de inmigrantes se sientan en los bancos del parque Tompkins Square y preguntan si hay disponibilidad.
“Lo máximo que he dormido en la calle son 18 días [seguidos]”, dijo Ramos, minutos antes de entrar y volver a intentarlo. El venezolano llegó a la ciudad en noviembre y ha vuelto a solicitar refugio tres veces.
Es uno de los que han seguido buscando refugio tras el acuerdo legal el mes pasado sobre las antiguas normas de Nueva York del derecho a refugio, que durante décadas han obligado a la ciudad a acoger a cualquier persona necesitada, al menos temporalmente.
Bajo el acuerdo los adultos sin hijos que han llegado de otro país desde el 15 de marzo de 2022, y desean permanecer en el sistema de refugio después de una estancia inicial de 30 o 60 días tendrán que solicitar una excepción por “circunstancias atenuantes”, a menos que sean discapacitados.
Joshua Goldfein, abogado de Legal Aid Society y quien ayudó a negociar el acuerdo de conciliación entre la ciudad y la Coalition for the Homeless, explicó que la semana pasada empezaron a enviarse nuevas notificaciones en las que se describen seis escenarios en los que puede concederse una prórroga de estadía.
Hasta el 31 de marzo, la alcaldía había enviado unos 1.500 nuevos avisos a inmigrantes con estancias de 30 días en albergues y a otros 1.300 con avisos de 60 días, que se ofrecen a inmigrantes de 23 años o menos.
“Excepto en situaciones muy limitadas que se comentan a continuación, la ciudad no le dará otra estadía”, dice la carta de aviso, antes de pasar a detallar los criterios en los que alguien podría ganarse una exención.
Durante una rueda de prensa la semana pasada, la vicealcaldesa de salud y servicios humanos Anne Williams-Isom dijo que la administración está trabajando para implantar el nuevo sistema —cuyos términos se espera entren en vigor el 8 de abril— y que empezará con un “pequeño piloto”.
“Estamos poniéndonos al día, pero será a mediados de abril cuando empecemos realmente con estas evaluaciones en todo el sistema”, dijo ella.
Los solicitantes de asilo pueden optar por una prórroga bajo “circunstancias atenuantes” si tienen pendiente una visita a migración, van a someterse a una intervención médica grave o se están recuperando de una.
El acuerdo también incluye esfuerzos por salir del sistema, tener un contrato de alquiler pendiente y necesitar más tiempo, o buscar empleo como formas para obtener una cama en un refugio.
Si bien tener empleo es una de las consideraciones para obtener un mes de estancia adicional, en las circunstancias actuales, es precisamente el largo proceso de reaplicar lo que ha hecho más difícil mantener un trabajo, dijeron algunos inmigrantes.
Ramos, por ejemplo, explicó que trabajaba en la construcción. Pero tras varios días de quedarse en la calle, no dormir bien, no tener dónde bañarse, ir cansado al trabajo y pedir días libres para volver a solicitar refugio, perdió su trabajo.
“Después de pasar 11 días sin bañarme”, dijo Ramos, “ayer pude bañarme”.
“Iba por la avenida Roosevelt, buscando trabajo y comida, y una señora me dejó bañarme en su apartamento”, explicó.
El acuerdo de conciliación de la ciudad exige ahora que se elimine el tiempo de espera para reaplicantes antes del 8 de abril, explicó Goldfein. Al 29 de marzo, la espera media para una nueva cama para aquellos cuya estancia inicial ya había expirado era de dos a tres días, dijo la oficina del alcalde, mientras que 1.283 personas estaban en lista de espera por una cama.
Robinson Vanegas, de 53 años, volvió a solicitar refugio la semana pasada, después de que expirara su estancia en un refugio de Brooklyn. En St. Brigid le dieron una manilla de papel verde fosforescente con su número de caso y le asignaron una “sala de espera” en Brooklyn, uno de los lugares que la ciudad ha utilizado para permitir a los inmigrantes pasar la noche, pero que carecen de camas y duchas.
“Ahora pasas 30 días en un catre y 15 en el suelo”, dijo Vanegas.
Según los nuevos términos del acuerdo de conciliación, las salas de espera ya no podrán funcionar como refugios para pasar la noche y tendrán que cumplir unas normas mínimas, incluido el acceso a un catre, inodoro y ducha.
“La ciudad debe asegurarse de que dispone de suficientes camas de acogida para que nadie que necesite un lugar donde dormir por la noche sea rechazado o tenga que dormir en una silla”, declaró David Giffen, director ejecutivo de Coalition for the Homeless.
El número de inmigrantes bajo el cuidado de la ciudad ha disminuido ligeramente en los dos últimos meses: de un máximo de 69.000 a mediados de enero a unos 64.200 al 24 de marzo.
La oficina del alcalde dijo que, a pesar de la caída, la ciudad no está dejando camas vacías sin utilizar, y añadió que los toques de queda, como los que llegan a tres refugios de emergencia para inmigrantes este mes, también ayudaría a gestionar la capacidad.
“Hay muchos ojos puestos ahora mismo en la ciudad para ver cómo van a aplicar el acuerdo de conciliación, y en lo que todo el mundo está de acuerdo es en que no debe dar lugar a que más gente duerma en la calle”, dijo Giffen. “Eso sería un enorme fracaso”.
Aún así, varios inmigrantes dijeron a City Limits que estaban confundidos sobre las nuevas normas y sobre si podían o no solicitar más tiempo.
Un inmigrante que buscó refugio mostró a City Limits una carta que había recibido de la ciudad. Unos párrafos más abajo, sin embargo, la carta decía que si podía demostrar “circunstancias atenuantes”, la ciudad podría concederle una prórroga.
“Me dijeron dentro [del Centro de remisión de pasajes] que, una vez que cambiaran las normas, no se podría volver a solicitar refugio”, dijo el inmigrante venezolano de 54 años, quien pidió a City Limits que no se revelara su nombre.
Los defensores dijeron que otra cuestión sin resolverse es si los jóvenes matriculados en la escuela podrán utilizar una carta de la institución para obtener una prórroga de estadía en un refugio. Según el nuevo acuerdo, quienes tengan 23 años o menos tendrán una estancia más larga, de 60 días en lugar de 30.
Aunque el Apéndice A del acuerdo de conciliación contiene una lista más larga y detallada de lo que constituyen “circunstancias atenuantes” que los seis casos breves enumerados en los nuevos avisos de la ciudad, esta no incluye una prórroga por estar matriculado en una escuela.
“Una de las cosas que realmente faltan en esa lista… es que la escuela no está en ella”, dijo Jamie Powlovich, directora ejecutiva de Coalition for Homeless Youth. “Una carta de una escuela ni siquiera es una concesión automática de que te van a dar una prórroga”.
La alcaldía dijo que abordará estas prórrogas caso por caso.
“Tememos que esto acabe con mucha gente en la calle”, dijo Powlovich.
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