De Blasio testing map

Ed Reed/Fotografía de la oficina del alcalde

El alcalde de Blasio muestra un mapa de los resultados de las pruebas en la ciudad al 27 de marzo. El acceso a las pruebas es sólo una de las posibles disparidades en la atención médica que podría haber contribuido en la tasa de mortalidad de la ciudad.

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A medida que la tasa de nuevos casos de coronavirus continúa disminuyendo, el cuadro de su impacto diferenciado por grupo étnico está cambiando. En un primer momento, la alcaldía reportó a principios de abril un número mayor de muertos entre latinos seguido por las muertes de afroamericanos. Las últimas cifras lo invierten: la tasa de mortalidad es ahora mayor entre los neoyorquinos afroamericanos.

Lo que es claro hasta el momento es que los afroamericanos y los latinos constituyen la mayor parte de los muertos que la población de la ciudad de Nueva York. Las últimas cifras tienen a los afroamericanos muriendo a un ritmo de 127 personas por cada 100.000, los latinos pereciendo a un ritmo de 114 por cada 100.000 personas. Las tasas para los blancos y los asiáticos fueron de 64 y 52, respectivamente.

La explicación de la disparidad parece obvia: los afroamericanos y los latinos tienen tasas de pobreza más altas y, por lo tanto, es más probable que hayan desarrollado enfermedades preexistentes que los hicieron más vulnerables a COVID-19.

Sin embargo, existen más factores y hay aún muchas preguntas sin resolver.

No solo la pobreza, sino la historia

El alcalde y la comisionada de salud se refirieron a factores como la pobreza y la desigualdad durante la conferencia de prensa del 8 de abril en la que revelaron que COVID-19 estaba matando desproporcionadamente a afroamericanos y latinos.

Los latinos, cuya tasa de pobreza en la ciudad de Nueva York en 2016 era del 23.9 por ciento, y los afroamericanos, cuya tasa de pobreza era del 19.2 por ciento, tienen más probabilidades de vivir por debajo de la línea de pobreza que los blancos, con una tasa de pobreza del 13.4 por ciento en ese año. Sin embargo, eran justamente los asiáticos quienes tenían la tasa de pobreza más alta de la ciudad ese año, 24.1 por ciento, y son ahora quienes han tenido la menor tasa de mortalidad por COVID-19.

Según los científicos sociales, para entender por qué los afroamericanos y los latinos están siendo afectados desproporcionadamente por COVID-19 es necesario reconocer las desigualdades históricas.

“Los vecindarios con una alta población de afroamericanos debido a las políticas y prácticas estructurales, como el redlining [negarse a ofrecer crédito o seguro a los residentes de ciertas zonas por motivos de raza o etnia], las prácticas de desalojo y la desinversión en los vecindarios de bajos ingresos, que han llevado a la segregación residencial en dichas áreas, pueden ser los más vulnerables a la pandemia de COVID-19″, dice la Dr. Camille A. Clare, decana adjunta de diversidad e inclusión del New York Medical College.

Al 27 de abril, el Bronx tenía la tasa más alta de casos positivos: 2.406 por cada 100.000 residentes en un municipio donde el 56.4 por ciento de las personas se identifican como hispanas o latinas, el 43.6 por ciento de las personas se identifican como afroamericanas y donde el 27.3 por ciento de las personas vivían en la pobreza, según los datos del censo.

Un informe sobre la salud de los latinos en la ciudad de Nueva York de 2017 decía que “el racismo estructural en las comunidades latinas crea concentraciones de pobreza, desempleo y educación deficiente, que limitan el acceso a los recursos que promueven la salud y previenen las enfermedades. Estos factores también pueden aumentar el estrés y conducir a resultados de salud deficientes”.

Preocupación sobre condiciones preexistentes

El 22 de abril, el Journal of the American Medical Association publicó un estudio confirmando lo que los médicos de todo el país han observado anecdóticamente: las condiciones preexistentes más comunes en los pacientes hospitalizados por coronavirus son la diabetes, la obesidad y la hipertensión.

La Dra. Martha A. Dawson, presidenta nacional de la asociación nacional de enfermeras afroamericanas, explica la forma en que las condiciones preexistentes se manifiestan en las comunidades afroamericanas y latinas de esta manera: “¿Qué es lo que mejor resistiría a un tornado: una casa de ladrillos fuerte o una pequeña casa rodante? El hecho de tener más condiciones preexistentes coloca a los afroamericanos y a otros grupos subrepresentados en desventaja en el sistema de salud de los Estados Unidos”.

Los latinos en general, en comparación con otros neoyorquinos, tienen una mayor prevalencia de condiciones crónicas como la diabetes, 17 por ciento frente a 10 por ciento, y la obesidad, 29 por ciento frente a 20 por ciento. Una tendencia similar se puede encontrar entre los estudiantes latinos de las escuelas secundarias públicas de la ciudad de Nueva York, 15 por ciento, en comparación con los no latinos, 11 por ciento.

Los adultos afroamericanos, mientras tanto, tuvieron un índice de muerte prematura por enfermedad cardiaca que fue 1.8 veces mayor que el de los adultos blancos, y 2.1 veces mayor que el de los adultos latinos de 2011 a 2015, según un informe de salud de la ciudad de Nueva York. “La enfermedad cardiaca es dos veces más probable en los vecindarios de muy alta pobreza que en los de baja pobreza. Las mujeres afroamericanas tienen 2.4 veces más probabilidades de morir por enfermedad cardiaca que las mujeres blancas”, dice este informe.

Para Mary Travis Bassett, ex comisionada de salud de la ciudad de Nueva York y actual directora del Centro FXB para la salud y los derechos humanos de la universidad de Harvard, muchos de los problemas de salud que enfrentan los latinos y los afroamericanos no son de naturaleza genética.

Por ejemplo, “la diabetes es una enfermedad crónica relacionada con los ingresos, tiene raíces sociales. Los alimentos procesados tienden a ser más baratos que las opciones más saludables”, dice Bassett.

Además, los factores ambientales influyen de varias maneras en las enfermedades preexistentes. “Los índices de lo que llamamos síndrome cardiometabólico (por ejemplo, diabetes, hipertensión, derrame cerebral, etc.) son más altos entre las comunidades afroameericanas y latinas, en comparación con otras comunidades”, dice el Council on Black Health. “El aumento de las tasas de cortisol, una hormona del estrés y el sistema de alarma natural del cuerpo que gestiona el instinto de ‘huida o lucha’ que todos los humanos tienen, son la principal causa del síndrome cardiometabólico”, agregó la organización.

En todo el país, como destaca Clare, “los estadounidenses afroamericanos ya tenían tres veces más probabilidades de morir por causas relacionadas con el asma en 2014, según el departamento de salud y servicios humanos de los Estados Unidos. Vivir en vecindarios con más contaminación en el aire es probablemente un factor que contribuye: los afroamericanos eran 75 por ciento más propensos a vivir en lugares aledaños a una instalación contaminante, como una fábrica o refinería, en comparación con otros estadounidenses, según un informe de 2017 de la NAACP y el Clean Air Task Force. También están expuestos a un aire 38 por ciento más contaminado en comparación con los estadounidenses blancos, halló el informe”.

Un estudio previo de la escuela de salud pública T.H. Chan de la universidad de Harvard concluyó que “un pequeño aumento en la exposición a largo plazo a PM2.5 [micropartículas peligrosas en el aire] lleva a un gran incremento en la tasa de mortalidad por COVID-19, con una magnitud de aumento de 20 veces”.

Acceso a salud y atención médica

Como City Limits informó a principios de este año, los latinos son la población con las tasas más altas sin seguro médico, seguidos por los afroamericanos, tanto en el país como en el área metropolitana de Nueva York. La tasa sigue siendo alta a pesar de que los latinos tuvieron la mayor disminución en el número de personas sin seguro médico de 2009 a 2015, gracias a la ley de atención asequible, ACA por sus siglas en inglés u Obamacare como comúnmente se le conoce.

Entre las comunidades latinas que viven en la ciudad las tasas de población sin seguro varían. Según el informe del centro de estudios Latinoamericanos, del Caribe y de los Latinos del Centro de Graduados de CUNY, más de un tercio de los neoyorquinos mexicanos no tenían seguro en 2015, en comparación con una cuarta parte de los ecuatorianos, el 15 por ciento de los colombianos, el 11 por ciento de los dominicanos y sólo el 6 por ciento de los puertorriqueños.

Como muestran estas cifras, hay una variación significativa en el acceso a la cobertura de seguro médico entre los latinos nacidos en los Estados Unidos y los latinos nacidos en el extranjero. El informe de salud de 2017 encontró que un mayor porcentaje de los latinos nacidos fuera de los Estados Unidos no tenían seguro, 30 por ciento, en comparación con los latinos nacidos en el país, 8 por ciento.

Aunque el servicio de la salud no se considera un beneficio del gobierno bajo la nueva regla de carga pública, los latinos que son inmigrantes y que están planeando convertirse en ciudadanos o residentes no buscan cuidados de salud por temor a convertirse en inelegibles para la ciudadanía. A principios de este mes, la actual comisionada de salud de la ciudad, la Dr. Oxiris Barbot, expresó su preocupación por el papel que podrían haber desempeñado la retórica y las políticas xenófobas. “La superposición de la retórica anti-inmigrante a través de este país, creo que tiene implicaciones reales para la salud de nuestras comunidades”, dijo ella.

Por su parte, los afroamericanos, se enfrentan a barreras históricas para obtener una atención adecuada.

“La atención segregada basada en la cobertura del seguro ha sido bien documentada, como hay hospitales para ‘afroamericanos con bajo estatús socioeconómico’ y para ‘Blancos con alto estatús socioeconómico’ que pueden tener recursos diferentes. En lo que se refiere a COVID-19, las diferencias en las tasas de pruebas o la capacidad de pruebas universales juegan un papel importante”, dice la Dr. Clare. Por ello, propone que “cuando se utilicen preguntas para determinar quién se someterá a pruebas diagnósticas, a los grupos de alto riesgo, incluidas las personas afroamericanas, latinas y nativas de Alaska, se les debe asignar una puntuación de riesgo de alta prioridad para permitir las pruebas”.

Empleo y riesgos

Al mismo timepo hay otra capa que afecta diferenciadamente: el tipo de empleo.

El Citizens’ Committee for Children of New York, investigó las comunidades con más muertes relacionadas con el coronavirus y encontró tasas relativamente altas de empleo en industrias donde la exposición al público es alta. Por ejemplo, que cerca de “uno de cada cinco residentes en West Queens trabaja en servicios en hoteles, restaurantes, bares, y cerca de uno de cada cinco residentes en Southeast Queens trabaja en el cuidado de la salud”.

Jennifer March, directora ejecutiva de esta organización, dice que “las comunidades con residentes que experimentan tasas más altas de COVID-19 se caracterizan por altas tasas de pobreza, viviendas superpobladas, tasas más bajas de cobertura de seguro médico entre los adultos, falta de acceso a la atención preventiva, y tienen una gran parte de la fuerza de trabajo que trabaja en los servicios esenciales”.

Ana Abraido-Lanza, vicedecana de la escuela de salud pública global de la universidad de Nueva York, dice que, en comparación con los blancos, “un mayor porcentaje de latinos trabaja en ocupaciones del sector servicios que se clasifican como ‘esenciales’. No pueden trabajar desde casa, lo que los expone al coronavirus”.

La historia es similar para los afroamericanos. A nivel nacional, sólo el 16.2 por ciento de los trabajadores hispanos y el 19.7 por ciento de los afroamericanos pueden trabajar desde casa, según el Economic Policy Institute. 

Otro punto a considerar es que estos trabajos no ofrecen días de enfermedad pagos. En abril, un estudio del Pew Research Center encontró más o menos la mitad de los latinos dicen que han sufrido un recorte salarial o han perdido el trabajo, o en el peor de los casos ambos. En comparación, solo el 33 por ciento de todos los adultos del país reportó una situación similar. Por lo tanto, “los latinos que están experimentando síntomas podrían retrasar la búsqueda de atención médica por temor a perder el trabajo”, dice Abraido-Lanza.

La alcaldía se ha movido ahora para hacer más pruebas en las comunidades afroamericanas y latinas. El 17 de abril, la ciudad abrió cinco sitios de pruebas comunitarias en toda la ciudad, “todas ellas a través de nuestro sistema de salud pública, Salud + Hospitales, y sirviendo directamente a las zonas más afectadas”, dijo de Blasio.

Preguntas sin respuesta

Si bien hay posibles explicaciones sobre la disparidad de las tasas de mortalidad, todavía no hay respuestas claras. “Hasta la fecha, ha habido poco progreso en la identificación de los principales factores”, dice Abraido-Lanza. “Es necesario investigar para comprender mejor la inquietante tendencia de las tasas de mortalidad más altas entre los latinos de la ciudad de Nueva York en comparación con los blancos no latinos”, añade.

Según Josiemer Mattei, profesor adjunto de nutrición de Donald y Sue Pritzker en la escuela de salud pública T.H. Chan de Harvard, quien no participó en el estudio mencionado previamente, “la respuesta general es que no tenemos una comprensión clara de la situación en torno a las poblaciones minoritarias. Hasta ahora podemos especular, basados principalmente en las desigualdades preexistentes que pueden estar impulsando las cifras dispares de COVID-19 entre los latinos ahora”.

Algunos se preguntan si para los latinos no angloparlantes, la barrera del idioma ha sido un factor a considerar. El informe de salud de 2017 dice que “en comparación con los no latinos, un porcentaje más alto de latinos reportan que necesitaron atención médica pero no la recibieron, 12 por ciento versus 9 por ciento”.

Sobre este problema el departamento de salud de la ciudad respondió que “está trabajando para asegurar que los proveedores y los equipos de apoyo se parezcan y hablen los idiomas de las comunidades a las que sirven, incluyendo el español”.

Otra pregunta sin respuesta es si las personas con seguro médico se hacen la prueba del coronavirus con más frecuencia que quienes no tienen seguro médico en la ciudad de Nueva York, y cómo esto podría haber estado afectando a afroamericanos y los latinos. Por ejemplo, el New York Post encontró que las pruebas de coronavirus se han hecho en dos tercios de los 30 códigos postales donde viven personas adineradas o blancas.

“Hemos oído hablar de datos anecdóticos en los que la gente ha intentado hacerse la prueba en múltiples hospitales y se la niegan. Al principio de la pandemia, había protocolos estrictos sobre quién podía recibir las pruebas, limitando así el acceso de los afroamericanos que no estaban cerca de las personas que habían recibido las pruebas”, dice el Council on Black Health.

Incluso los últimos datos de la ciudad están basados en información parcial. Por ejemplo la información diferenciada por grupo étnico solo representa al 40 por ciento de los casos en los que las personas dieron positivo a la prueba, sin embargo, la información sobre muertes ha sido analizada en un 92 por ciento.

“Esta es una oportunidad para destacar la necesidad de una recopilación y análisis regulares de todos los datos relevantes sobre la atención sanitaria y los resultados de los pacientes por raza, etnia, idioma y [orientación sexual e identidad de género]”, dice la Dr. Clare.

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