La alcaldía dice que aún no ha comenzado a aplicar las evaluaciones de “circunstancias atenuantes” que podrían alargar la estadía en un refugio, mientras que migrantes siguen durmiendo en el suelo de una iglesia que ahora se utiliza como “overnight hospitality center” (centro de acogida para pasar la noche).

Daniel Parra

Fila en la antigua escuela St. Brigid’s de East Village el lunes, donde los inmigrantes cuyas estadías iniciales en albergues han expirado vuelven a solicitar refugio. La ciudad debía eliminar los tiempos de espera antes del 8 de abril como parte del acuerdo de conciliación.

Este artículo se publicó originalmente en inglés el 11 de abril. Traducido por Daniel Parra. Read the English version here.

Los inmigrantes que volvían a solicitar una cama en un albergue volvieron a hacer fila el lunes en la antigua escuela St. Brigid’s School en el East Village, a pesar de que ese día vencía el plazo establecido en un reciente acuerdo legal que obliga a la ciudad a eliminar los tiempos de espera para obtener otra plaza en el sistema.

Según los nuevos términos del acuerdo de conciliación —firmado en marzo tras meses de negociaciones entre la ciudad y los defensores de las personas sin hogar sobre el antiguo derecho a refugio— los inmigrantes recién llegados que necesiten otra cama después de una estancia inicial de 30 o 60 días sólo podrán optar por una prórroga bajo “circunstancias atenuantes”, a menos que sean discapacitados.

Como parte del acuerdo de conciliación, la ciudad también está obligada a reformar las llamadas “salas de espera”, donde se enviaba a pasar la noche a quienes buscaban un nuevo refugio, pero que ahora deben incluir servicios como baños, duchas y catres.

Pero ese no fue el caso el lunes, el día en que estaba previsto que entrara en vigor el acuerdo.

Amada Castillo, de 37 años, llegó a Nueva York procedente de Ecuador en noviembre y estaba desde las 10 a.m. en St. Brigid’s en busca de una nueva cama después de que se le acabara el tiempo en un refugio cerca al aeropuerto JFK el lunes.

Tras varias horas de espera, recibió una dirección en un papelito y una tarjeta MetroCard para ir a la Historic First Church of God en Brooklyn, que la ciudad ha empezado a utilizar como “overnight hospitality center,” (centro de acogida para pasar la noche).

Sin embargo, este centro no tenía catres, lo que obligó a los inmigrantes a dormir en el suelo.

“Afortunadamente, ayer llevaba una sábana”, dijo Castillo.

“Pero una no fue suficiente”, añadió sobre el frío que sintió en la sala de eventos de la iglesia, donde durmió con unas 25 personas. “Un conocido me prestó una sábana”.

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Migrantes durmiendo en el suelo de una iglesia en Brooklyn que se utiliza como “overnight hospitality center” (centro de acogida para pasar la noche) para quienes buscan un refugio.

La alcaldía dijo que está trabajando para poner en marcha otros refugios y más camas —como el refugio recientemente abierto a lo largo del Canal Gowanus— tan pronto como sea posible, ya que la ciudad continúa recibiendo solicitantes de asilo y trabajando para sacarlos del refugio. 

“Aunque este trabajo no se va a perfeccionar de la noche a la mañana”, dijo la portavoz de la alcaldía Kayla Mamelak en un comunicado, “confiamos en que la estipulación estabilizará y protegerá nuestro sistema de refugio, asegurando que la ciudad de Nueva York pueda seguir apoyando a los más necesitados y prestando servicios importantes para todos los neoyorquinos”.

Josh Goldfein, un abogado de la Legal Aid Society, quien ayudó a negociar el derecho a refugio con la ciudad junto con la Coalition for the Homeless, dijo que la administración ha reconocido el problema y sumará más camas para cumplir. 

“Y estamos monitoreando muy de cerca”, dijo Goldfein.

La vicealcaldesa Anne Williams-Isom dijo el martes que la alcaldía todavía está trabajando para poner en marcha el nuevo sistema y asegurar que las personas que evalúan los casos de los inmigrantes estén capacitadas para que las decisiones sean estandarizadas.

“Técnicamente aún no hemos empezado a aplicar las circunstancias atenuantes, pero estamos manteniendo conversaciones muy buenas con Legal Aid para asegurarnos de que nos tomamos todo el tiempo necesario para hacerlo bien”, dijo Williams-Isom. 

Según el acuerdo de conciliación, los inmigrantes pueden reaplicar por refugio si han hecho esfuerzos por salir del sistema, tienen una audiencia de inmigración pronto o un procedimiento médico o se están recuperando de uno, entre otras circunstancias.

Pero mientras se pone en práctica, dicen los inmigrantes, las cosas siguen igual que antes de que se llegara al acuerdo: los que esperan conseguir otra cama tras una estancia inicial en un albergue siguen durmiendo en el suelo, levantándose a las 6 a.m. y haciendo fila para volver a solicitar refugio en St. Brigid’s.

David Giffen, director ejecutivo de la Coalition for the Homeless, afirma que nadie quiere que se niegue refugio a quien lo necesite.

“Al alcalde le gusta presumir que Nueva York no tiene carpas callejeras que se ven en otras ciudades”, dijo él por correo electrónico, “pero eso es porque tenemos derecho legal a un refugio, así que no estoy seguro de que cumplir con la ley merezca un alarde”.

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Fila al interior de la antigua escuela St. Brigid’s el lunes, donde los inmigrantes cuyos plazos de acogida han expirado volvían a solicitar otra cama.

A finales del mes pasado, la alcaldía comenzó a repartir nuevos avisos a los inmigrantes que describen las nuevas normas de asentamiento y las “circunstancias atenuantes” que podrían justificar una prórroga.

Pero ninguno de los inmigrantes con los que City Limits habló el lunes había recibido esos avisos. La alcaldía dijo que habían dejado de repartirlos hasta que las normas de evaluación se aclaren. 

Mientras tanto, a algunos inmigrantes se les está diciendo que ya no se les dará una estadía en cuanto terminen los periodos de 30 o 60 días.

En el último refugio, “me dijeron que ya no iba a ver más refugio”, dijo Castillo.

Pero no debería ser así, según Goldfein. “Eso no sería correcto”, dijo.

El lunes algunos inmigrantes que habían estado esperando en St. Brigid’s se marcharon sin hablar con el personal ni volver a solicitar refugio, prefiriendo buscar la manera de pasar la noche por su cuenta.

“Hay cientos de personas allá”, dijo Yesid Cuellar mientras arrastraba su equipaje por la calle 7 Este, cerca de Tompkins Square Park. “Como que ya no quieren dar refugio. Sólo lo embolatan”.

Después de pasar la noche en la iglesia de Brooklyn, Castillo regresó el martes por la mañana para solicitar de nuevo el refugio y esperó. Por la tarde, ella y otros migrantes volvieron a la iglesia y durmieron en el suelo por segunda noche consecutiva.

“Lo importante es que haya un techo mientras te estabilizas”, añadió.

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