“For many asylum seekers like me, the United States is a beacon of hope, providing refuge and safety from the violence many of us experience at home. Yet the sense of relief and security we find here quickly evaporates as we navigate an expensive and confusing court system by ourselves.”

Adi Talwar

The line outside 26 Federal Plaza one morning in 2015. The building is one of two locations in the city where immigration hearings are held.

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For many asylum seekers like me, the United States is a beacon of hope, providing refuge and safety from the violence many of us experience at home. Yet the sense of relief and security we find here quickly evaporates as we navigate an expensive and confusing court system by ourselves.

In 2018, I was forced to flee Guatemala with my young daughter and declared asylum at the border. I was detained for four days before I was provided with a court date in Buffalo and allowed to join my sister in Albany. I soon learned immigrants don’t have a right to an attorney if we can’t afford one in immigration court. It doesn’t matter if you are a child, if you cannot speak English or have no understanding of the American legal code. This means that we are forced to defend ourselves against trained government lawyers on our own.

For me and thousands of other New Yorkers, the Access to Representation Act would guarantee access to legal representation in deportation proceedings and finally ensure that we are guaranteed the same due process as everyone else.

With no lawyer to represent me, I faced the judge alone, unsure of my fate. The judge recommended I find an attorney to ensure that I had the best chance to present my case. I searched for lawyers all over the state and many refused to take on my case because they were overburdened.

After a long search, I eventually found a private attorney in Syracuse, who barely communicates with me and often only gives me a day’s notice to submit crucial documents. This has left me with more than $10,000 in debt, not to mention the cost of transportation to Buffalo for court dates and meetings with my lawyer. Now, I am working as a street vendor, selling lunch to farmers and workers to pay my attorney fees and afford basic necessities for myself and my child. It’s been nearly five years since we first arrived, and my future in this country is still in limbo.

My story as an asylum seeker in the United States is not unique. Thousands of New Yorkers are left to navigate our legal system, often without support. As of December 2022, there were over 190,000 pending deportation cases in New York immigration courts alone.

Legal service providers are stretched thin due to this massive backlog and need more resources to help people like me access the representation we deserve. The ARA is an investment in the entire legal system, boosting capacity for many service providers that rely on state funding.

Access to representation makes a huge difference. Studies show that immigrants in detention are 3.5 times more likely to win release from detention and over 10 times more likely to prove their right to remain in the United States. For people like me, anything that will increase our odds to stay is critical to keeping our families safe and together.

This shouldn’t be the reality for immigrant New Yorkers but it is. New York has the opportunity to bring more equity into our legal system by passing the Access to Representation Act.

No immigrant facing deportation should do it alone or become bankrupt due to high legal fees. Many of us have already faced the most traumatic experiences of our lives—there’s no need to extend that pain. The ARA will give us a fighting chance to stay in a country we risked everything to get to.

I urge Gov. Kathy Hochul, Senate Majority Leader Andrea Stewart-Cousins, and Assembly Speaker Carl Heastie to pass the ARA this session and make New York a welcoming place for all.

Priscilla Hernandez, a pseudonym to protect her identity, is an asylum seeker with an active case in NYS Immigration Courts. Hernandez is a member of the Campaign for Access, Representation & Equity (CARE) for Immigrant Families coalition.


Opinión: Ayuda a los solicitantes de asilo como yo en los tribunales de inmigración de Nueva York

Por Priscilla Hernandez* (seudónimo usado para proteger la identidad y el proceso judicial en curso).

Translated into Spanish by Daniel Parra / Traducido al español por Daniel Parra.

Para muchos solicitantes de asilo, como yo, Estados Unidos es un faro de esperanza que ofrece refugio y seguridad frente a la violencia que muchos de nosotros sufrimos en nuestros países. Sin embargo, la sensación de alivio y seguridad que encontramos aquí se evapora rápidamente cuando navegamos solos por un sistema judicial caro y confuso.

En 2018, me vi obligada a huir de Guatemala con mi hija pequeña y solicité asilo en la frontera. Estuve detenida durante cuatro días antes de que me dieran una cita en el tribunal de Buffalo y me permitiera reunirme con mi hermana en Albany. Pronto aprendí que los inmigrantes no tenemos derecho a un abogado en el tribunal de inmigración si no podemos pagarlo. No importa si eres un niño, si no sabes hablar inglés o si no entiendes el código legal estadounidense. 

Esto significa que nos vemos obligados a defendernos por nosotros mismos contra abogados entrenados por el gobierno. Para mí y otros miles de neoyorquinos el proyecto de ley Access to Representation Act (ARA o Acceso a la Representación) garantizaría el derecho a la representación legal en los procedimientos de deportación y aseguraría que por fin se nos garanticen las mismas garantías procesales que a todos los demás.

Sin abogado que me representara, me enfrenté sola al juez, sin saber cuál sería mi destino. El juez me recomendó que buscara un abogado para tener más posibilidades de presentar mi caso. Busqué abogados por todo el estado y muchos se negaron a aceptar mi caso porque estaban sobrecargados.

Tras una larga búsqueda, finalmente encontré un abogado privado en Syracuse, que apenas se comunica conmigo y a menudo sólo me avisaba con un día de antelación para que le entregara documentos cruciales. Esto me ha dejado con una deuda de más de $10.000 dólares, por no mencionar el coste del transporte a Búfalo para las citas con el tribunal y las reuniones con mi abogado. Ahora trabajo como vendedora ambulante, vendiendo almuerzos a agricultores y trabajadores para pagar los honorarios de mi abogado y cubrir mis necesidades básicas y las de mi hijo. Han pasado casi cinco años desde que llegamos y mi futuro en este país sigue en el limbo. 

Mi historia como solicitante de asilo en Estados Unidos no es única. Miles de neoyorquinos tienen que navegar por nuestro sistema legal, a menudo sin apoyo. En diciembre de 2022, sólo en los tribunales de inmigración de Nueva York había más de 190.000 casos de deportación pendientes.

Los proveedores de servicios legales no dan abasto debido a este enorme retraso y necesitan más recursos para ayudar a personas como yo a acceder a la representación que merecemos. El proyecto de ley de Acceso a la Representación es una inversión en todo el sistema jurídico, que aumentará la capacidad de muchos proveedores de servicios que dependen de la financiación del Estado. 

El acceso a la representación supone una gran diferencia. Los estudios demuestran que los inmigrantes detenidos tienen 3,5 veces más probabilidades de conseguir la libertad y más de 10 veces más probabilidades de demostrar su derecho a permanecer en Estados Unidos. Para personas como yo, cualquier cosa que aumente nuestras probabilidades de permanecer en el país es fundamental para mantener a nuestras familias seguras y unidas.  

Esta no debería ser la realidad de los inmigrantes neoyorquinos, pero lo es. Nueva York tiene la oportunidad de introducir más equidad en nuestro sistema legal aprobando el proyecto de ley de Acceso a la Representación. Ningún inmigrante que se enfrente a la deportación debería hacerlo solo o verse abocado a la quiebra debido a las elevadas tasas legales.

Muchos de nosotros ya nos hemos enfrentado a las experiencias más traumáticas de nuestras vidas —no hay necesidad de extender ese dolor. El proyecto de ley de Acceso a la Representación nos dará una oportunidad de luchar para permanecer en un país por el que arriesgamos todo para llegar. Convoco a la gobernadora Hochul, a Stewart-Cousins la líder del Senado del estado de NY y al presidente de la Asamblea Heastie a que aprueben la ley en esta sesión y hagan de Nueva York un lugar acogedor para todos.

Priscilla Hernández, pseudónimo usado para proteger su identidad, es una solicitante de asilo con un caso activo en los tribunales de inmigración del estado de Nueva York. Hernández es miembro de la coalición Campaign for Access, Representation & Equity (CARE por sus siglas en inglés) para familias inmigrantes.