¿Cuál fue el rol de los latinos e inmigrantes durante el Ocupa Walls Street? ¿Cómo el tema de inmigración se sumó a las demandas de los ocupantes de Wall Street? Participantes, académicos y periodistas reconstruyen la influencia de los latinos y los inmigrantes en la ocupación.

Adi Talwar

Rosanna Rodríguez, codirectora ejecutiva del Centro de Trabajadores de la Lavandería (Laundry Workers Center).

El 17 de septiembre, hace una década, Ocupa Wall Street (Occupy Wall Street) convocó a locales, turistas, profesores, estudiantes de secundaria y universitarios, personas con experiencia como organizadores políticos y otros que hacía poco se habían empezado a sumar a filas de protestas.

Entre esos primeros cientos de participantes que se atrevieron a reunirse en en el Parque Zuccotti, estaba Pablo Benson-Silva, quien era en ese momento un estudiante universitario puertoriqueño.


“Al principio, cuando recibí la notificación, estaba escéptico sobre la capacidad de convocar y crecer”, dice Benson-Silva por teléfono, recordando que en esos primeros días pocos medios de comunicación reportaron sobre el incidente.

Mariano Muñoz Elías, quien en ese momento ya tenía un poco de experiencia en organizaciones de base, cuenta que sabía que se estaba organizando algo en el parque pero no se unió de inmediato. El temor de ser arrestado o detenido mientras no era ciudadano, le hacía dudar. Así que prefirió esperar sin dejar de prestar atención a lo que sucedía y dos semanas después se unió.

Según Nathan Schneider, periodista y autor del libro Thank You, Anarchy: Notes from the Occupy Apocalypse, Ocupa Wall Street fue en muchos aspectos una escuela de organización comunitaria con visión política que evolucionó con el tiempo.

“Al principio se centraba en Wall Street y con demasiada frecuencia en una perspectiva blanca, en la que la traición al sistema político era reciente, no continua. Pero con el tiempo eso cambió realmente y hubo muchas más voces diversas”, responde Schneider por correo electrónico.

En ese punto de la diversificación concuerda Benson-Silva, sin embargo resalta que desde el inicio, hubo muchos aportes de personas extranjeras. Recuerda, por ejemplo, que los españoles —un grupo tanto de estudiantes universitarios como de turistas con experiencia en el Movimiento 15-M (o Movimiento de los indignados)—, lideraron en la idea de organizar y desarrollar una asamblea general y activistas del movimiento Zapatista que hacían trabajo en East Harlem también se unieron.

“A los tres días ellos ya estaban allí”, dice Benson-Silva quien asegura que el movimiento estudiantil chileno de aquella época fue otra importante fuente de inspiración así como la Primavera Árabe y la estructura de la asamblea les permitía tomar decisiones sin líderes ni jerarquía para buscar una suerte de consenso.

Durante las primeras semanas del movimiento Ocupa, activistas que hablaban español jugaron un papel importante en la formación de los diferentes grupos y pronto se habilitó una mesa para las personas que hablaban español liderada en un principio por españoles y luego por los latinoamericanos. Pronto se formó una asamblea para los hipano hablantes.

Cuando Muñoz Elías se unió ya había una mesa para quienes hablaban español y por su experiencia trabajando como traductor, se vinculó sin problema.

“Es importante enfatizar que muchos de esos activistas con el corazón en el lugar adecuado podríamos diferenciarlos por una diferencia de clase”, dice Rosanna Rodríguez, codirectora ejecutiva del Centro de Trabajadores de la Lavandería (Laundry Workers Center). “En pocas palabras el involucramiento de esos activistas venía al principio de la clase trabajadora latina que en muchos de los casos eran universitarios”.

Ruth Milkman, quien es una académica que ha estudiado tanto inmigración como la participación política y sindicalización de los latinos, dice que a pesar de no haber estudiado en detalle la participación e influencia de los latinos e inmigrantes en Ocupa Wall Street, en 2013 encontró junto con Stephanie Luce y Penny Lewis que “la gente de color estaba subrepresentada entre los activistas de Ocupa, que eran en su mayoría blancos, con estudios universitarios y acomodados”.

Es a mediado de octubre del 2011 que activistas y organizadores que representaban a inmigrantes y organizaban a trabajadores de bajo recursos se unieron de manera directa y empezaron a tener reuniones para ampliar las filas y aumentar la participación de trabajadores inmigrantes, “quienes sufrían directamente a diario las consecuencias del sistema capitalista desde la exclusión hasta la explotación laboral”, agrega Rodríguez.

Así, recuerda ella, nació el grupo de Trabajo de Justicia de los Inmigrantes. “La primera manifestación organizada por este grupo se da el 18 de diciembre del 2011 en celebración del día del inmigrante”, cuenta Rodríguez.

Milkman asistió a algunas de estas reuniones. Para Schneider también fueron sus primeras impresiones, “por ejemplo, la primera vez que asistí a una audiencia sobre inmigración fue con activistas de Ocupa”.

Los latinos y latinas defendían diferentes causas, dice Rodríguez: derecho a la dignidad humana; eliminación de inversión por parte de compañías en el sistema carcelario; derechos laborales; derechos para la mujeres; derechos para los inmigrantes indocumentados como la regularización; derechos de los pueblos indígenas en Estados Unidos y fuera de Estados Unidos; acceso a vivienda.

Rodríguez cree que la contribución de la comunidad latina e inmigrante fue crítica tanto para energizar el movimiento como para ampliar las demandas, y darle una perspectiva incluyente que conectara con la realidad de miles de millones de personas.

“Por ejemplo, la participación de trabajadores de restaurantes, almacenes, lavanderías, supermercados entre otros ayudaron a que muchos de los activistas entendieran lo que a diario viven esos trabajadores”, dice Rodríguez, y Schneider concuerda. “Lo que recuerdo al principio estaba más relacionado con los derechos laborales, y luego, con el tiempo, a medida que la visión de Ocupa se ampliaba, se hizo más fácil entender los derechos de los inmigrantes de forma más amplia dentro de ella”.

Uno de los puntos que según Benson-Silva atraía a los migrantes era que Ocupa era un espacio donde los problemas que conlleva la globalización en múltiples niveles, con ejemplos como la implementación del acuerdo NAFTA, la concentración del capital financiero en el mundo, la erosión de la participación democrática, estaban en el centro de la mesa.

Milkman descuerda en esto, pues cree que “los derechos de los inmigrantes estaban en la lista de temas que animaban a los activistas de Ocupa, pero no era una prioridad principal”. Schneider está de acuerdo pero hasta cierto punto. “Al principio [el tema de inmigración] no era una prioridad, pero afortunadamente eso cambió. Aquellos que lucharon por mantener vivo Ocupa en 2012, en particular, llegaron a asociar profundamente su lucha con la de los inmigrantes, y muchos de estos eran inmigrantes”.

Rodríguez y Muñoz también creen que a medida que más activistas y más personas de la comunidad latina e inmigrante se involucraban, más fuerte se hacía la conexión y las demandas por sus derechos dentro de los múltiples grupos al interior de Ocupa, que establecían un claro llamado porque se brindara una amnistía a los inmigrantes.

El fenómeno de Ocupa, que atrajo a miles de personas, llegó a su fin el 15 de noviembre cuando el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) desalojó a la fuerza los campamentos de los habitantes del Parque Zuccotti.

Pero en 2012 los activistas de Ocupa volvieron a salir para apoyar una campaña laboral liderada por inmigrantes y dirigida por el Centro de Trabajadores de Lavandería. “Para finales de ese año [2011], y [en mayor medida] para el 2012, podíamos ver la influencia de dicha comunidad”, dice Rodríguez refiriéndose a los latinos y los inmigrantes.

El 1 de mayo de 2012, por ejemplo, simpatizantes de Ocupa, sindicatos y grupos de defensa de los derechos de los inmigrantes convocaron a miles de simpatizantes a una gran congregación en la plaza Union Square de Manhattan y una marcha hacia Wall Street.

Además, para quienes ocuparon Wall Street existió una relación, “una especie de simbiosis” lo llamó Muñoz, entre Ocupa y otras demandas que se venían gestando al mismo tiempo en inmigración.

“Ese impacto añadido lo vimos reflejado con la identificación local para personas indocumentadas. Lo mismo con la decisión de los Dreamers y luego de sus padres sancionada por la corte sobre DAPA [Consideración de Acción Diferida para Padres de Estadounidenses y Residentes Legales]. El movimiento le dio vigor o energía a un movimiento de lucha de los inmigrantes que venía por muchos años y eso lo vimos con políticas concretas como las mencionadas”.

Milkman ha estudiado el rol de la generación de los Milenials, las estrategias políticas y las formas de organización de los participantes de Ocupa y los Dreamers, pero no la influencia que ha podido tener uno sobre el otro. Sin embargo, entre quienes acamparon cerca de Wall Street, existe una clara influencia.

En retrospectiva, Ocupa Wall Street mutó luego y siguió generando nuevas iniciativas y otras acciones de ocupación en diversos lugares de la ciudad como Ocupa Sandy, Ocupa Fe (Occupy Faith), Ocupa universidades (Occupy Universities), Ocupa Sunset Park (Occupy Sunset Park) que dio apoyo a una huelga de renta por un grupo de inquilinos que era en su mayoría inmigrantes.

Para Schneider, en últimas, Ocupa se entiende mejor como una solidaridad global más que como un simple movimiento local. “Personas de Europa, Asia, Oriente Medio y América Latina estuvieron presentes en esas primeras reuniones, conectando sus esfuerzos con movimientos de todo el mundo.”

“Al final, muchas personas que podrían haber entrado con un marco de ciudadanos blancos/estadounidenses llegaron a reconocer que no hay justicia económica sin justicia para los inmigrantes”.