Si hay un buen momento para hablar sobre las ventajas de pertenecer a un sindicato, ese momento es ahora, en medio de una pandemia donde muchos trabajos se han perdido.

Benjamin Kanter/Mayoral Photo Office

Miembros del sindicato en un mitin de 2018.

Si hay un buen momento para hablar sobre las ventajas de pertenecer a un sindicato, ese momento es ahora, en medio de una pandemia donde muchos trabajos se han perdido y las preocupaciones de seguridad por el contagio del coronavirus son un fuerte incentivo para que los trabajadores se unan a un sindicato.

Además, la ciudad de Nueva York podría recortar 22.000 puestos de trabajo municipales y hace una semana, el 3 de septiembre, los sindicatos de la ciudad protestaban en Foley Square contra los posibles despidos.

En medio de esto, los afroamericanos y los latinos siguen liderando la representación por grupo étinico en sindicatos en la ciudad de Nueva York en donde sumados son mayoría. En primer lugar están los afroamericnaos con un 32 por ciento de pertenencia a un sindicato, principalmente concentrados en la industria de transporte.

Los latinos tuvieron la segunda tasa de sindicalización más alta entre los grupos étnicos entre 2019 y 2020, con 22 por ciento. Sin embargo, para los latinos que son inmigrantes y no tienen ciudadanía, la situación es completamente diferente, muy pocos trabajan en industrias donde existen siquiera sindicatos como los trabajadores a domicilio o repartidores.

Así que el panorama para los latinos no es uniforme. Las conclusiones son parciales y hay muchos factores a considerar. Por ejemplo, los inmigrantes que han vivido por un largo tiempo en los Estados Unidos tienen más probabilidades de ser miembros de un sindicato que los recién llegados. Pero a su vez, los inmigrantes tampoco son un grupo homogéneo.

Por ejemplo, según el más reciente informe sobre el el estado de los sindicatos en 2020 de la escuela de trabajo y estudios urbanos de CUNY, las tasas de sindicalización de los ciudadanos estadounidenses naturalizados y de los inmigrantes que llegaron antes de 1990, son más altas incluso que las de los nacidos en Estados Unidos.

Esto parece indicar que con el tiempo, muchos trabajadores inmigrantes se mueven a sectores del mercado laboral donde hay sindicatos y al estar cubiertos por un contrato sindical, tienden a ganar en promedio 11.2 por ciento más en salarios que sus pares no sindicalizados, es decir, trabajadores de la misma industria y ocupación con educación y experiencia similares, según reporta el Economic Policy Institute, EPI por sus siglas en inglés.

Según el EPI, “los trabajadores afroamericanos e hispanos reciben un mayor impulso de la sindicalización. Los trabajadores afroamericanos representados por un sindicato ganan un 13.7 por ciento más que sus compañeros no sindicalizados. Los trabajadores hispanos representados por un sindicato reciben un 20.1 por ciento más que sus compañeros no sindicalizados” dice el informe.

Además, las tasas de sindicalización varían mucho entre los inmigrantes por su lugar de nacimiento. El país de origen con la menor tasa de sindicalización tanto en el estado como en el área metropolitana de Nueva York es México, 5.7 por ciento. Su contraparte son los inmigrantes de Ghana, quienes tienen niveles altos de educación y un estatus legal, 36.2 por ciento.

“La razón de esto es sencilla: la inmigración de mexicanos a Nueva York es algo reciente y ocupan empleos marginales”, aclara por teléfono Ruth Milkman, una de las dos autoras del reporte de CUNY. Un panorama muy diferente se ve por ejemplo en California, donde la inmigración de mexicanos es de larga data.

“La mayoría de los inmigrantes recientes son relativamente jóvenes, y como se ha señalado anteriormente, pocos trabajadores jóvenes son miembros del sindicato, independientemente de su origen. Además, los inmigrantes más recientes tienen una probabilidad desproporcionada de ser empleados en trabajos del sector informal que tienden a tener tasas de sindicalización muy bajas”, dice el informe.

Según Milkman la pertenencia a sindicatos por parte de inmigrantes ha pasado por dos momentos. El primer momento se dio entre los años noventas con la campaña justicia para los conserjes “Justice for Janitors”, que empezó en Colorado, pero fue en Los Ángeles donde se catapultó para unir a diferentes organizaciones, políticos y líderes comunitarios para abogar colectivamente por los derechos de los conserjes, cuidadores y limpiadores. El segundo y más actual es el boom que han tenido los centros de trabajadores alrededor del país que, en muchos casos, se enfocan en inmigrantes.

Entre los latinos que viven en el área metropolitana de Nueva York, los puertorriqueños son quienes tienen las tasas más altas de pertenencia a un sindicato, 31.2 por ciento, seguidos por los dominicanos, 22.3 por ciento.

Como lo describe este informe y lo reitera Milkman, la pertenencia a un sindicato ha estado en caída en las últimas décadas a nivel nacional, sin embargo, tanto la ciudad como el estado de Nueva York presentan niveles de sindicalización el doble de altos de la media nacional que se ubica en 10.5. Y en la ciudad, la tasa de pertenencia a sindicatos por lugares de nacimiento está liderada por quienes nacieron en el extranjero y especialmente en latinoamérica, con 25 por ciento, que contrasta con el 20 por ciento para los nacidos en Estados Unidos.

“Esto parece indicar que los inmigrantes están más involucrados en los sindicatos que los americanos, porque algunos quieren mejorar su situación”, dice Milkman.