¿Qué tan diferente es el enfoque de Joe Biden sobre la inmigración del de Donald Trump?

DOD

El exvicepresidente Joe Biden ha dicho que el enfoque agresivo de la administración Obama hacia las deportaciones fue un error, pero no ha adoptado las políticas de inmigración de los demócratas más progresistas.

Todo el mundo conoce la posición de Trump en inmigración y en buena parte lo que sabemos de Biden es que no es Trump. Pero más allá de esta diferencia por contraste ¿en qué se diferencian estos dos candidatos en específico en temas de inmigración?

Si fuera por los planes de gobierno que describen las páginas oficiales de los dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos en su versión en español, entonces la visión de Donald Trump en el tema de inmigración estaría condensada en un único párrafo que tiene sobre el tema, como si toda su visión, trabajo y reformas migratorias se pudieran condensar en unas cuantas líneas.

Y por otro lado, está Joe Biden quien ha disgregado el tema de inmigración en varios apartados: “fortalecer la seguridad y la prosperidad en colaboración con los pueblos de centroamérica”, “Biden y la comunidad latina”, “asegurar nuestros valores como una nación de inmigrantes”.

Así que la primera gran diferencia es que Trump en el papel no tiene el tema desarrollado pero sus acciones hablan por sí solas, con más 400 cambios en temas de inmigraciónen en casi cuatro años. Por otro lado Biden buscaría una reforma migratoria negociada en el congreso mientras se le tilda de “radical” sin justificación alguna porque en inmigración no ha adoptado las políticas que proponían los demócratas progresistas.

Por ejemplo, ideas que impulsaron los candidatos demócratas progresistas como la disolución de ICE y CBP o la despenalización de los cruces fronterizos no fueron adoptadas. Por el contrario, “Biden aumentará los recursos para la capacitación y exigirá transparencia y supervisión independiente a las actividades de ICE y CBP”, dice su campaña.

Es claro que el Grupo de Trabajo de la Unidad (Unity Task Force) creado en julio por Biden y el ex candidato presidencial demócrata, el senador Bernie Sanders, no condujo a cambios en la agenda.

Así que Biden, como muchos de los otros candidatos demócratas que estaban en campaña en febrero, no propone cambios revolucionarios en temas de inmigración pues desde febrero había un común denominador entre los seis candidatos demócratas con mayores opciones para crear un camino hacia la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados que se encuentran en el país así como para volver a aceptar más refugiados por año y restaurar la acción diferida para los llegados en la infancia (DACA, por sus siglas en inglés).

Así que nada de “radical”. Biden en inmigración es más bien bastante moderado, jugando a revertir algunas cosas que Trump ha cambiado.

En el plan para “asegurar nuestros valores como una nación de inmigrantes”, es curioso encontrar que el candidato Biden simpatiza ahora con “el dolor que sienten todas las familias de los EE.UU., a las que se ha removido a un ser querido del país, incluso bajo la administración Obama-Biden, y cree que debemos hacerlo mejor”.

En febrero de 2020, antes de que la pandemia reconfigurara las elecciones en el país, Biden reconocía por primera vez que las deportaciones de cientos de miles de personas durante la administración Obama había sido “un gran error”. 

Para poner las cosas en perspectiva, el presidente Trump no cree que las deportaciones sean un error por más de que se sepa que hay personas deportadas sin historial criminal, algo que también ocurrió durante la administración Obama.

Como BuzzFeed lo reportó, ICE piensa implementar una política de deportaciones expeditas, que le permita a los oficiales arrestar y deportar rápidamente a los inmigrantes indocumentados que han estado en los Estados Unidos por menos de dos años. 

Anteriormente, solo se permitía a los oficiales usar esta deportación rápida cuando detenían a personas a un máximo de 100 millas de la frontera y que llevaban dos semanas en el país.

Y es que en temas de deportación, el listón de medida durante previas administraciones ha estado muy alto. De acuerdo con el Migration Policy Institute, durante la administración de Obama  fueron removidos o devueltos más de 5 millones de personas, una gran reducción en comparación con administraciones pasadas: más de 10 millones de personas fueron removidas o devueltas durante la administración Bush y más 12 millones durante la administración Clinton. 

En cuanto a la administración Trump, días después de haber ganado las elecciones en noviembre de 2016, Trump decía que deportaría entre dos y tres millones de personas. Así que en  2017, su primer año, ICE hizo 143.470 arrestos administrativos generales, según ICE el número más alto de arrestos administrativos en los últimos tres años fiscales y realizó 226.119 expulsiones, “un ligero descenso general con respecto al año fiscal anterior”, dice el reporte de ese año. 

Sin embargo, los arrestos de ICE en 2017 resultaron en expulsiones en mayor proporción y dieron como resultado un aumento del 36 por ciento en el total de expulsiones. En 2018, la tendencia de arrestos siguió aumentando (11 por ciento), al igual que las deportaciones que aumentaron un 13 por ciento con respecto al año fiscal anterior, dando un total de 256.086 deportaciones en 2018.

Para 2019, los arrestos bajaron un 10 por ciento, según el informe de ICE debido “la reasignación de recursos en respuesta a la crisis en la frontera”, y las deportaciones subieron ligeramente para un total de 267.258 deportaciones.

Si bien las cifras de deportaciones en 2020 están por definirse aún, en otros frentes que involucran la inmigración como las peticiones de asilo, los números se han desplomado durante la administración Trump.

Y como si esta reducción fuera poco, la pandemia le sirvió además como escudo para dificultar más las reglas para solicitar asilo. Durante la pandemia la administración Trump ha implementado 63 reformas en temas de inmigración, incluyendo algunas de las acciones más osadas hasta la fecha, incluyendo tres acciones por las que había estado trabajando en años anteriores como cerrar fronteras a quienes venían de países donde había un brote de una enfermedad contagiosa, suspender los nuevos visados y las visas de diversidad.

Dentro de esta cadena de cambios al proceso de asilo, recientemente se propuso el cobro de $50 dólares para aplicar por asilo, algo que no tenía costo anteriormente, así como recortar el tiempo que tiene la persona para aplicar por asilo a 15 días, cuando antes tenía hasta un año.

Por otro lado, Biden tiene entre sus propuestas de cambio en los primeros 100 días de su presidencia poner “fin a las políticas de asilo perjudiciales de Trump”, dice su página web. Entre los puntos específicos que revertiría están las restricciones adicionales cualquier persona que viaje por México o Guatemala; a las víctimas de pandillas y violencia doméstica; a los solicitantes de asilo adultos por delitos menores de entrada ilegal; a los miembros de la comunidad LGBTQ para calificar para el asilo como miembros de un “grupo social particular”.

En cuanto a la cantidad de refugiados y el límite de reasentamiento de refugiados que se admiten en los Estados Unidos cada año, Biden no adelanta un número específico pero sí dice que “aumentará la cantidad de refugiados que serán bienvenidos en el país”. 

Durante la administración Trump el número de refugiados ha caído a niveles más bajos en décadas. Para el año fiscal de 2020 se propuso la meta de admitir un máximo de 18.000 refugiados, pero probablemente el número de admintidos estará muy por debajo debido a las restricciones impuestas durante la pandemia.

Trump ha estado reduciendo el cupo máximo de asilos más o menos a la mitad en varios años. Por ejemplo, uno de los primeros actos de Trump como presidente en 2017 fue congelar las admisiones de refugiados luego de que Obama fijara un cupo máximo de 110.000, así que en ese año fiscal se recibieron a 57.300 refugiados. En 2018, Trump volvió a bajar el límite máximo de refugiados (45.000), pero se admitieron alrededor de 22.500 y en 2019 redujo aún más el cupo máximo (30.000) y de esta manera continúa fijando nuevos récords históricos por la mínima cantidad de refugiados admitidos cada año.

Otro de los puntos en los que parecen divergir los dos candidatos es la forma en que se aproximan a hacer cambios en temas de inmigración. Por ejemplo, durante la administración de Trump no se han tomado muchas iniciativas para lograr una reforma migratoria en el país que haya sido presentada al congreso, así que los cientos de cambios en inmigración han sido implementados mediante órdenes ejecutivas.

En la otra cara de la moneda, Biden propone volver a la mesa de diálogo y retomar el debate para lograr una reforma migratoria que pase por el congreso. Dentro de este posible paquete legislativo Biden quisiera incluir políticas para permitir que más personas entren en el sistema de inmigración. Esto incluye “trabajar con el congreso para modernizar nuestro sistema, con la prioridad de mantener a las familias unidas al proporcionar una hoja de ruta a la ciudadanía para casi 11 millones de inmigrantes indocumentados” dice la página oficial. Claro está, las personas indocumentadas tendrían que registrarse, estar al día con sus impuestos y haber pasado una verificación de antecedentes.

Sin embargo, no es claro si la idea de ampliar las protecciones a los inmigrantes indocumentados que denuncian violaciones laborales se incluiría dentro de este paquete legislativo que Biden impulsaría en el congreso o si será parte de otra gestión política. Lo que es claro que es trabajaría  para lograr la aprobación de la ley POWER, para ampliar las protecciones de los trabajadores con visas temporales y cubrir a las víctimas de cualquier violación de las leyes laborales federales, estatales o locales en el lugar de trabajo.

Más aún, las posiciones de Biden sobre la inmigración han evolucionado desde el comienzo de su propia campaña. En febrero, por ejemplo, City Limits hizo una serie de artículos sobre los candidatos demócratas y los temas que les interesaban más a los latinos, y desde entonces el plan de Biden sobre inmigración se ha expandido.

Y por más de que los republicanos tilden a Biden de ser un “radical de izquierda”, en lo que concierne a inmigración, su agenda es más bien bastante moderada y se centra en echar para atrás los cambios realizados durante la administración Trump.