Nueva propuesta de asilo restringe a solicitantes LGBTQI

Adi Talwar

Con los cambios propuestos, el resultado de la aplicación de asilo de Hérmes Espinoza, por ejemplo, sería probablemente muy distinto.

A las 11:59 PM del 15 de julio de 2020 cerró el período de 30 días que dio el gobierno para hacer comentarios sobre la propuesta para modificar las determinaciones del miedo creíble en procedimientos de asilo, la retención de la expulsión y el aplazamiento de la expulsión con 86.661 comentarios. Esta es la más reciente propuesta de la administración para cambiar las reglas para solicitar asilo en los Estados Unidos en los últimos meses.

La norma propuesta eleva el listón de los requisitos para calificar para asilo, permitiéndole a los jueces de inmigración ser más selectivos y poder rechazar solicitudes de asilo sin una audiencia judicial.

“Esto es un enorme compendio que por su longitud parece que ha sido trabajado desde hace mucho tiempo y hace que la mayoría de los solicitantes de asilo sean excluidos, especialmente, personas de la comunidad LGBTQI”, dice Amitesh Parikh, abogado de la organización Immigration Equality que se especializa en derechos de inmigrantes LGBTQI.

Grupo social particular

En general el proceso de petición de asilo requiere sustentar que existe un temor bien fundado de persecución perpetrado por el gobierno, o una entidad que el gobierno no puede o no quiere controlar, o por razones de raza, religión, nacionalidad, opinión política o grupo social particular (PSG por sus siglas en inglés), y en esta última categoría se encuentran los mayores problemas para miembros de la comunidad LGBTQI que quieran solicitar asilo con la nueva propuesta.

“En los últimos años, el ex Fiscal General [Jeff] Sessions y [William] Barr emitieron fallos para limitar la aplicación de la PSG por parte de varios grupos, entre ellos las personas que huyen de la violencia doméstica y la violencia por pandillas. La categoría de PSG todavía es usada rutinariamente por nuestros clientes LGBTQI que han sido atacados por su género u orientación sexual”, explica Charlie Flewelling, abogado de Santa Fe Dreamers Project, organización que brinda apoyo a inmigrantes LGBTQI.

La nueva regla propuesta incluye una lista de características que serían insuficientes para establecer el PSG que entre otras incluye género. “Dejando a un lado los tecnicismos, las regulaciones intentan negar el asilo a cualquiera que haya sido objeto de daño por su género. El género, como lo demostró recientemente la Corte Suprema en Bostock vs.Clayton, es fundamental para cualquier discriminación basada en la orientación sexual o la identidad de género. El género es fundamental para la mayoría de las demandas de los solicitantes de asilo LGBTQI”, dice Flewelling.

Adicionalmente, otro de los cambios exige que los solicitantes de asilo hayan aplicado por asilo previamente, en cada uno de los países donde el solicitante ha estado anteriormente y excluye del proceso de aplicación a quienes se desplazaron por persecución al interior de sus países de origen.

Comenzó con la muerte de un hermano

Con estos tres cambios, el resultado de la aplicación de asilo de Hérmes Espinoza, por ejemplo, sería probablemente distinto. Al hermano de Espinoza lo mataron en Xochitepec, México, por ser gay y a sus ocho años Espinoza ya intuía que él también lo era, así que muchos años antes de confirmarlo prefirió salir del pueblo y apartarse de sus padres.

“En el pueblo todos sabían que mi hermano era distinto, diferente”, dice Espinoza. El hermano de Espinoza fue asesinado por su mejor amigo y este dato no sorprende porque el 12 por ciento de todos los asesinatos de personas LGBTQI en Latinoamérica son llevados a cabo por personas conocidas por las víctimas, según un reciente estudio del observatorio regional sobre muertes violentas de personas LGBTQI.

Espinoza tiene siete hermanos y en cuanto su hermano mayor supo la noticia le dijo a Espinoza que se fuera a vivir con él a Nueva York. Cuando cumplió 15 años la idea de irse ya no le asustaba y durante una visita de su hermano mayor, Espinoza decidió irse de México con él.

Espinoza llegó a Nueva York en 2007. Para ese entonces solo él sabía que era gay. Aún después de un tiempo estando en la ciudad seguía cuestionándose por qué habían matado a su hermano. “Mi hermano era un comerciante. Por ejemplo compraba mandarinas baratas y las vendía. Compraba refrescos y los vendía. Con las pocas ganancias que hacía se pagaba la escuela o compraba útiles escolares”.

Según el estudio sobre muertes violentas de personas LGBTQI en Latinoamérica, la mayoría de las víctimas eran hombres gays jóvenes de entre 18 y 25 años de edad, que tenían más probabilidades de ser asesinados en sus hogares. Dentro de esta descripción entra el hermano de Espinoza: gay, menor de 25 años y asesinado en su casa.

Además las personas LGBTQI que han sido asesinadas en Latinoamérica a menudo tienen un historial de abuso y discriminación dentro y fuera del hogar. Tanto Espinoza como su hermano fueron víctimas de bullying en la escuela. A Espinoza, por ejemplo, le decían “indio, porque yo aprendí a hablar español a los 10 diez años”.

Según el observatorio regional, al menos 1.300 personas LGBTQI han sido asesinadas en los últimos cinco años en Latinoamérica, siendo Colombia, México y Honduras responsables de casi el 90 por ciento de todas las muertes. Esto quiere decir que más o menos cuatro personas LGBTQI fueron asesinadas diariamente en esta región. 

A pesar que en varios países de Latinoamérica las personas LGBTQI tienen derecho a casarse, elegir su identidad de género y adoptar niños, todavía estas leyes no necesariamente se traducen en un cambio social hacia la aceptación.

Y es que la situación para los jóvenes LGBTQI no es fácil ni en Latinoamérica ni en los Estados Unidos donde, según un informe del departamento de salud y servicios humanos, los jóvenes LGBTQI tienen un mayor riesgo de ser intimidado: 33 por ciento del bullying ocurrió en propiedad escolar y 27.1 por ciento cibernéticamente.

Neela Ghoshal, investigadora principal del programa de derechos de las Lesbianas, los Gays, los Bisexuales y los Transexuales en Human Rights Watch cree que “los niveles de violencia aquí son más bajos que en sus países de origen, pero aún así Estados Unidos no es un paraíso para las personas LGBTQI”. 

Con la nueva propuesta de asilo, se obligaría a los solicitantes a declarar el “grupo social particular” al que pertenecen durante su primera audiencia de asilo, obligando a las personas LGBTQI a revelar lo que en muchos casos pueda que haya estado guardado en secreto. Espinoza, por ejemplo, decidió que poco a poco saldría del clóset cuando cumplió 18 años en 2010 y solo hasta 2016, cuando recibió el estatus de refugiado, compartió esta información con sus padres.

En septiembre de 2019 la administración Trump planeaba admitir un máximo de 18.000 refugiados en el año fiscal de 2020, el límite de refugiados más bajo registrado, muy por debajo del tope de 30.000 de 2019. Así que no solo se ha cambiado el máximo de refugiados admitidos, si no también se ha cambiado el perfil de quienes son admitidos.

Las solicitudes de asilo procesadas por funcionarios del servicio de ciudadanía e inmigración de Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés) desde el 1 de enero de 2013 hasta el 9 de octubre de 2019 no desglosan las categorías dentro de un grupo social particular para determinar cuántos miembros de la comunidad LGBTI aplicaron por asilo durante este período. Sin embargo, sí muestra cuántas personas presentaron solicitudes de asilo con el fundamento de su pertenencia a un grupo social particular. 

“Nuestro análisis muestra que el PSG fue la base más común para las solicitudes en este conjunto de datos, con un 35 por ciento, seguido de la opinión política con 33 por ciento y la religión con 17 por ciento. También me gustaría destacar que este conjunto de datos sólo representa las solicitudes de asilo afirmativas (las presentadas en USCIS) en este período de tiempo, no los casos de asilo presentados en los tribunales de inmigración, por lo que no abarca todas las solicitudes de asilo en este período de tiempo”, dice Jessica Bolter, analista de política de inmigración y refugiados en el Migration Policy Institute.

Afirmaciones creíbles de miedo

Otro de los puntos que se quiere cambiar del proceso de asilo es lo que significa afirmaciones creíbles de miedo. La tasa de aprobación del temor creíble de los solicitudes —que les permite pasar a la siguiente etapa del proceso de asilo y presentar una solicitud de asilo— disminuyó del 88 por ciento en enero de 2019 al 39 por ciento en enero de 2020.

Ese número disminuyó significativamente antes de que se hicieran los cambios propuestos recientemente y más aún antes de la llegada de la pandemia.

“La tasa de aprobación ha aumentado en los últimos meses porque son tan pocas las personas a las que se les permite pasar la orden del CDC, y tener una entrevista de miedo creíble, que los que llegan a esa etapa probablemente tengan casos más fuertes”, dice Bolter.

Adicionalmente, el 26 de junio el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) emitió reglas que extienden el tiempo de espera a un año para que los solicitantes de asilo en libertad condicional obtuvieran autorización de trabajo (EAD por sus siglas en inglés). “El tiempo de espera había sido de 180 días en la mayoría de los casos. Los solicitantes de asilo generalmente viven con un patrocinador que puede ser un miembro de la familia con estatus legal, un amigo o un patrocinador de una organización. Al extender el período que un solicitante de asilo debe esperar hasta que pueda trabajar, el gobierno impone una mayor carga a estos patrocinadores para que apoyen a los solicitantes de asilo con alojamiento y comida”, dice Flewelling.

El DHS dijo en junio que “los solicitantes de asilo que estén preocupados por la falta de vivienda durante el período de espera de su autorización de empleo deben familiarizarse con los recursos para personas sin hogar provistos por el estado donde tienen la intención de residir”.

Pero además de permitirle trabajar al solicitante de asilo, la tarjeta EAD sirve como documento de identificación y “para muchos de ellos [aplicantes de asilo miembros de la comunidad LGBTQI] esta es su única identificación y su forma de probar quiénes son y que estipula el  género al que verdaderamente pertenecen”, explica Parikh. 

Al mismo tiempo que se están cambiando las reglas para aplicar, la pandemia ha afectado a USCIS, una de las organizaciones que se encarga de procesar los asilos que vio una reducción en el volumen de peticiones de inmigración y por lo tanto, las tasas que llegan a la agencia se redujo drásticamente. Esta organización, financiada mayoritariamente por lo que cobra, está sufriendo una crisis presupuestaria de $1.2 mil millones de dólares y está instando al congreso para hacer frente a este déficit. USCIS predice que los niveles de solicitud caerán alrededor del 61 por ciento este año fiscal. 

A septiembre de 2019, había 339.836 solicitudes de asilo afirmativas pendientes en USCIS. “El gobierno no estima el tiempo que tomará programar una entrevista inicial para estos solicitantes de asilo, aunque históricamente la demora podría llegar a cuatro años”, explica Bolter.

Y para terminar de empeorar la situación, las cortes de inmigración están atrasadas. “Las personas con un caso de la corte de inmigración a quienes finalmente se les otorgó alivio, como el asilo, para febrero de 2020 esperaron más de 930 días en promedio para ese resultado. Illinois y Virginia tuvieron los tiempos de espera más largos, con un promedio de 1.300 días hasta que se concedió el alivio en el caso de inmigración”, dice Bolter.