Desde que Sanidad tomó las riendas de la aplicación de la ley sobre la venta ambulante esta primavera, el departamento ha confiscado material abandonado o que no cumple con las normas de venta ambulantes en 228 casos, y ha donado 32.220 libras de alimentos y convertido en compost otras 3.880 libras, dicen los funcionarios.
Este artículo apareció originalmente en inglés el 30 de agosto. Traducido por Daniel Parra.
Lea la versión en inglés aquí.
Pilar, una vendedora ambulante desde hace dos décadas que vende artesanías, juguetes y gorras en Jackson Heights, caminaba con su hija hacia una cita con el dentista el 23 de agosto cuando vio que el Departamento de Sanidad confiscaba naranjas, manzanas, tomates, uvas, plátanos y mandarinas a un vendedor ambulante entre las calles 96 y 97 en la Avenida Roosevelt.
Horas más tarde, alrededor de las 5 p.m., se encontró con una fila de personas que recibían comida gratis en la esquina de la calle 82, frente a un banco. Pilar, quien no quiso dar su nombre completo por temor a represalias, dice que vio el mismo camión de Sanidad, pero adentro ya no tenía comida: estaba colocada sobre mesas plegables de plástico y trabajadores con chalecos rojos la repartían. Ella cree que era la misma comida que había sido confiscada al vendedor horas antes ese mismo día.
Desde abril, cuando la ciudad trasladó las responsabilidades de cumplimiento de la ley al Departamento de Sanidad (DSNY por sus siglas en inglés), vendedores ambulantes y defensores dicen que las cosas han cambiado en dos áreas principales: más redadas y confiscaciones, por un lado, y menos divulgación educativa para los vendedores, muchos de ellos recién llegados que no conocen las reglas sobre venta ambulante.
Desde que Sanidad tomó las riendas, el departamento ha donado 32.220 libras de alimentos incautados a los vendedores y ha convertido en compost otras 3.880 libras entre abril y el 6 de agosto, según un portavoz.
Este cambio es el último de una larga disputa sobre la forma en que la ciudad debe regular la venta ambulante, un sector compuesto en gran parte por inmigrantes, muchos de los cuales no pueden vender legalmente según las normas de la ciudad gracias a un antiguo límite en el número de permisos disponibles.
La situación llegó a un punto crítico el mes pasado cuando DSNY y la policía desalojaron a decenas de vendedores de la Plaza Corona en respuesta a lo que los funcionarios dijeron que eran quejas sobre limpieza. La Plaza Corona es un punto concurrido en la Roosevelt Avenue y National Street que ha ganado popularidad desde la pandemia como destino gastronómico.
Durante años, en vecindarios de toda la ciudad, las tensiones han estado latentes entre vendedores y dueños de negocios tradicionales, quienes citan una mayor competencia por parte de los vendedores ambulantes.
Los vendedores que solían llenar Corona Plaza comenzaron a organizarse antes de la pandemia y desde el año pasado formaron la Asociación de Vendedores Ambulantes de Corona Plaza (AVA), la primera asociación de vendedores locales de la ciudad.
Antes del incidente, el grupo estaba en conversaciones con varias agencias y departamentos de la ciudad, especialmente el Departamento de transporte, que tiene jurisdicción sobre la plaza, con la esperanza de formalizar su uso del espacio sin tener que obtener un permiso de venta, como se ha permitido en otros lugares como el Bronx Night Market en Fordham Plaza.
Mientras tanto, “la gente está atrapada en una situación realmente terrible y algunos vendedores están pidiendo préstamos”, dijo Carina Kaufman-Gutiérrez, subdirectora del Proyecto de Vendedores Ambulantes (SVP por sus siglas en inglés), sobre aquellos que no han podido vender en la plaza después de cuatro semanas.
Decomisos
Entre abril y el 6 de agosto, período que incluye la redada en la Plaza Corona, Sanidad realizó 228 confiscaciones de material abandonado o que no cumple con las normas de venta ambulante de la ciudad, el equivalente a casi dos confiscaciones por día, según la agencia.
Antes del cambio de agencia, el el Departamento de Protección del Consumidor y del Trabajador (DCWP por sus siglas en inglés) no confiscaba propiedades, sino que llevaba a cabo hacía “confiscaciones conjuntas con la policía de Nueva York”, dijo Michael Lanza, portavoz del DCWP, a City Limits. “El DCWP se asoció con la policía de Nueva York porque el DCWP no tiene la autoridad para obligar a los vendedores a proporcionar una identificación o confiscar artículos de vendedores como sí puede hacerlo la policía de Nueva York”, agregó Lanza.
Para comparar, se le pidió cifras sobre confiscaciones al DCWP, pero este remitió a la policía de Nueva York. Un portavoz de la policía dijo que no podían proporcionar estas cifras porque los datos del Departamento de Policía de Nueva York “no se rastrean hasta ese nivel de especificidad”.
“Cuando se confisca un artículo”, explicó Vincent Gragnani, portavoz del Departamento de Sanidad, “debido a repetidos incumplimientos o porque se encontró abandonado, se da un váucher y se lleva a una instalación del DSNY donde luego se puede reclamar”.
Pero cuando se trata de alimentos, el proceso es diferente y no se devuelve ningún artículo al vendedor. La comida se donan a despensas de alimentos —siempre y cuando un inspector del Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York (DOHMH por sus siglas en inglés) lo considere seguro— o se convierten en compost.
El Departamento de Sanidad explicó que los miembros de su fuerza policial, que lleva a cabo las redadas, “tienen una experiencia única en la intersección de la calidad de vida y la limpieza, y un largo historial para equilibrar las necesidades de las empresas y los residentes”, dijo Gragnani.
Su enfoque en la aplicación de la ley, agregó, ha sido el cumplimiento de “preocupaciones fundamentales sobre la calidad de vida” —como la eliminación adecuada de desechos y aceras transitables—“las reglas que marcan la diferencia en la experiencia cotidiana de los peatones de nuestra ciudad, y que mantienen a los vendedores seguros”.
Entre abril y el 6 de agosto, Sanidad dio 324 multas a vendedores ambulantes, menos de las 534 multas entregadas por el DCWP durante el segundo trimestre de 2022.
Sin embargo, la policía sigue emitiendo más multas a los vendedores que cualquier otra agencia, a pesar de la promesa durante la era del exalcalde de Blasio de alejarlos, una tendencia que City Limits también notó en 2022. Entre enero y junio, la policía emitió 1.242 multas, según informes trimestrales del departamento de policía (que no incluye citaciones civiles emitidas durante el segundo trimestre de 2023, que aún no han sido publicadas).
“Nosotros no estamos vendiendo de gratis, sin pagar impuestos”, dijo Pilar al señalar que como todo pequeño comercio, los vendedores toman cursos, siguen reglas y declaran sus impuestos.
Es difícil saber si los productos que recibió Pilar esa tarde eran los mismos que le habían confiscado al vendedor ambulante que vio ese mismo día. Entonces se puso en contacto con el vendedor, le mostró fotografías y él le dijo que esos eran sus productos. (Cuando se le preguntó, un portavoz del DSNY no comentó directamente sobre los incidentes, pero reiteró la política de la agencia de donar o convertir en compost los alimentos incautados).
El vendedor al que se le incautaron los artículos no quiso ser identificado. Dijo que pagó $1.000 dólares para recuperar su carrito, aunque no quedó del todo claro qué multa recibió.
Pilar, quien ha vendido en Queens durante más de 20 años, recordó épocas anteriores en las que los vendedores ambulantes eran severamente penalizados y dijo que la diferencia ahora es que la policía ya no arresta a los vendedores.
“He estado arrestada 4 veces [por vender en las calles]”, dijo Pilar sobre la era bajo el exalcalde Michael Bloomberg, “cuando estaba duro”.
Menos divulgación educativa
Según las reglas de la ciudad, los vendedores ambulantes de alimentos deben completar una capacitación en la academia de salud del Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York para obtener una licencia de vendedor ambulante. Ese es el primer paso en un sistema que tiene tiene dos partes y que también requiere un permiso, cuyo número fue limitado hace décadas, lo que dificulta su obtención.
Algunos de estos permisos circulan en un mercado negro donde puede costar decenas de miles de dólares en algunos casos. La legislación aprobada por el Concejo de la ciudad en 2021, destinada a ampliar gradualmente el número de permisos que la ciudad emite cada año, ha avanzado lentamente. De las 445 nuevas solicitudes de licencia de supervisión autorizadas para el año fiscal 2023, el DOHMH recibió 104 solicitudes y solo cuatro vendedores han recibido una, CBS informó a principios de este mes.
Según el DOHMH, había 14.981 vendedores de alimentos con licencias en la ciudad en marzo, lo que deja a casi dos tercios* de los vendedores sin un permiso. Los permisos de venta ambulante de comida tienen un límite de solo 5.100.
Más personas han recurrido a la venta ambulante para ganarse la vida en los últimos años, dicen los defensores, debido a diversos factores, como las dificultades económicas agravadas por la pandemia, el aumento de rentas y costo de vida. La llegada de nuevos inmigrantes a la ciudad en el último año, muchos de los cuales no tienen autorización de trabajo, también ha sumado al crecimiento en el sector.
Desde abril hasta el 18 de agosto, más de 700 personas asistieron a los 24 cursos que se llevaron a cabo para nuevos vendedores ambulantes de alimentos en la academia de salud, explicó el DOHMH.
Sin embargo, con el cambio del DCWP a Sanidad, ha habido menos divulgación educativa sobre las normas de venta ambulante, dicen los defensores, lo que afecta en particular a los vendedores ambulantes primerizos, que están menos versados en las complicadas políticas de venta callejera.
“El DCWP solía hacer jornadas de educación”, explicó Kaufman-Gutiérrez. Ahora, “el DSNY sólo hace cumplir la ley, por lo que existe un vacío enorme”.
La legislación de 2021 que se suponía ampliaría el número de licencias de vendedores de alimentos también incluía otorgar al DCWP una mayor supervisión civil de la venta ambulante.
Si bien el DCWP pasó la primera mitad de 2021 centrándose en la divulgación y la educación en lugar de imponer multas, el componente de divulgación educativa prácticamente ha desaparecido con Sanidad, dejando todo el peso del esfuerzo en manos de organizaciones como el SVP.
“No participamos en educación fuera de la aplicación de la ley”, dijo el portavoz del Departamento de Sanidad, señalando que otras organizaciones como el DCWP, el DOHMH y el Departamento de Servicios para Pequeños Negocios (SBS) de la ciudad de Nueva York realizan ese tipo de trabajo.
Pero City Limits preguntó a estas agencias y descubrió que ese nivel anterior de extensión educativa proactiva ya no es la norma.
“El DCWP ya no supervisa el cumplimiento de las normas de venta ni la educación”, dijo el portavoz del DCWP. El departamento realizó la mayor cantidad de eventos de divulgación sobre venta ambulante durante el 2021, con 60, pero ese número se redujo a seis en 2022 y solo un evento en 2023.
El DOHMH explicó que hay un componente educativo en cada inspección y señaló el sitio web de la agencia, que también tiene información y recursos sobre las reglas de venta de la ciudad.
Desde el cambio de agencias en abril, el SBS llevó a cabo tres eventos educativos específicos para vendedores ambulantes en conjunto con el Proyecto de Vendedores Ambulantes en los vecindarios de Fordham Road, Harlem y Sunset Park en junio, y está enviando por correo información sobre las reglas en 12 idiomas a 22.000 vendedores ambulantes, según información proporcionada previamente por el DOHMH.
El 28 de septiembre, el SBS organizará un seminario web gratuito para vendedores ambulantes para ayudarlos a comprender el proceso de solicitud y permisos, con el DOHMH y el Departamento de Parques.
*Nota del editor: Esta cifra se ha actualizado desde la publicación original; son aproximadamente dos tercios de los vendedores ambulantes que no tienen permiso, no un tercio, como se decía antes.
Para ponerse en contacto con el autor de este artículo, escriba a Daniel@citylimits.org. Para contactar a la editora, envíe un correo electrónico a Jeanmarie@citylimits.org.