City Limits habló recientemente con varias familias sobre cómo era vivir en el refugio, el primer centro de acogida en el que la ciudad ha colocado a un gran número de familias inmigrantes con niños. Todas se quejaron del frío que hacía en las tiendas, de la lejanía y de la inaccesibilidad.

Adi Talwar

Una familia afuera del albergue para inmigrantes de la ciudad en Floyd Bennett Field a finales de noviembre de 2023.

Este artículo se publicó originalmente en inglés. Traducido por Daniel Parra. Read the English version here.

En un principio, algunas de las primeras familias que acudieron al refugio de Floyd Bennett Field —un Centro de Ayuda y Respuesta de Emergencia Humanitaria (HERRC por sus siglas en inglés) y el primer refugio donde la ciudad ha ubicado a familias con niños en gran número— decidieron marcharse tras comprobar lo lejos que estaba.

Pero el albergue, que abrió sus puertas a mediados de noviembre en un parque nacional situado a lo largo de la bahía de Jamaica, entre el sur de Brooklyn y Rockaways, alberga ahora temporalmente a más de 1.070 personas, algunas de las cuales dijeron a City Limits que se habían quedado porque no tenían otra opción en el sistema de refugios de la ciudad.


Jairo, quien pidió que no se revelara su nombre completo por temor a represalias, dijo que él y sus tres hijos rechazaron inicialmente el refugio de Floyd, donde las familias duermen en catres en cuartos (“pods”) separadas unas de otras.

Pero después de pasar la noche en una sala de espera del Hotel Roosevelt —el principal centro de admisión de la ciudad para que las familias inmigrantes soliciten o vuelvan a pedir refugio— aceptaron y se instalaron en Floyd Bennett el 22 de noviembre.

“Hemos estado pidiendo una estabilidad como de un cuarto, o algo así más personal”, Jairo dijo. “Pero nos han dicho que no pueden, que no están ayudando ahora con eso porque no están recibiendo familias”.

Adi Talwar

Un plano general de las carpas del refugio en Floyd Bennett Field, donde la ciudad aloja a familias inmigrantes con niños.


Luego de que más de 140.000 inmigrantes llegaran a la ciudad desde la pasada primavera y unos 65.000 estuvieran en el sistema de albergues, las autoridades afirman que se han quedado sin espacio. La ciudad está limitando ahora el tiempo que los inmigrantes pueden permanecer en los albergues, con plazos de 30 días a las personas solas, seguidos de un límite de 60 días para las familias con niños anunciado hace dos meses.

Aunque se permite a las personas volver a solicitar alojamiento una vez finalizada su estancia, en las últimas semanas cientos de inmigrantes adultos han acampado en la acera frente al centro dedicado a dar pasajes gratuitos de un sólo trayecto (Reticketing Center) de la ciudad, en East Village, en un intento de conseguir una cama.

En una visita realizada durante la última semana de noviembre, City Limits habló con varias familias sobre cómo era vivir en este refugio: todas se quejaban del frío dentro de las tiendas, de la lejanía y de la inaccesibilidad.

“Pensábamos que era otra cosa”, dijo Jeimy, quien pidió no revelar su nombre completo. “No es el sitio, sino donde está ubicado. Está alejado de todo. Literal, estamos alejado de todo. Y este frío es insoportable”.

Adi Talwar

Refugio de Floyd Bennett Field, un Centro de Ayuda y Respuesta de Emergencia Humanitaria (HERRC), a finales de noviembre.


Largos viajes al trabajo

Jesús, un inmigrante ecuatoriano que se trasladó al refugio con su hijo de 4 años y su esposa el 23 de noviembre, sale del trabajo a las 4:50 a.m. y camina entre 30 y 35 minutos desde el refugio hasta la parada de autobús Q35 en Flatbush Avenue/Ryan Visitor Center, una de las más cercanas al refugio.

Según la oficina del alcalde, los autobuses funcionan 24 horas al día, 7 días a la semana, transportando personas hacia el refugio, pero Jesús dice que no los ha visto funcionando a la hora que él tiene que salir para el trabajo. El servicio de desayuno en el albergue no empieza hasta las 6 a.m., y como él tiene que estar en su trabajo de construcción a las 7 p.m. en Brooklyn después de un viaje de dos horas, se salta la comida de la mañana.

“Yo he visto un grupo de jóvenes que siempre sale [a la misma hora] conmigo”, dice Jesús sobre el largo paseo matutino hasta la parada del Q35. “Me pregunto si salen como yo, seguramente sin comer”.

Tres agencias ofrecen rutas de autobús para llevar y recoger personas del refugio Floyd Bennett Field. La MTA ofrece un servicio de autobús de ida y vuelta a la estación de metro de Coney Island-Stillwell Avenue desde las 6 a.m hasta las 10 p.m. Se supone que los autobuses circulan cada 90 minutos, aunque no fue así durante la visita de City Limits, cuando los autobuses tardaron en promedio dos horas en completar la ruta.

Cuando se le preguntó, un portavoz de la MTA dijo que la agencia no había recibido ninguna queja sobre el retraso de los autobuses. Un portavoz de la oficina del alcalde dijo que la ciudad está trabajando para asegurar que el horario se mantenga.

Tres agencias prestan actualmente servicio de autobús de ida y vuelta al refugio. Foto de Adi Talwar.

Además, el Departamento de Educación (DOE por sus siglas en inglés) proporciona dos autobuses para dejar y recoger a los niños durante las horas de llegada y salida de la escuela, de 6 a 10 a.m. y de 1 a 6:30 p.m., lo que permite recogerlos después del programa escolar. Durante la noche, de 10 p.m. a 6 a.m., el Departamento de Correcciones (DOC por sus siglas en inglés) ofrece servicio de autobús hacia y desde Kings Plaza, a unos cinco millas del refugio, donde hay varias opciones de rutas de autobús.

Las familias que hablaron con City Limits informaron de retrasos a finales de mes con los autobuses que debían llevar a los niños a la escuela a primera hora de la mañana. Cuando se le preguntó, la alcaldía dijo que estaba trabajando con las escuelas y los superintendentes para que les asignaran autobuses de manera oportuna a los estudiantes, y reconoció los esfuerzos de coordinación adicionales para los estudiantes que van a clase en otros condados.

Los jóvenes han recibido tarjetas MetroCards para ir y volver de la escuela, los funcionarios añadieron, y en los casos de retraso, la ciudad ofrece viajes compartidos a las familias. Alrededor de 195 niños del HERRC en Floyd Bennett se han matriculado en la escuela, dijeron funcionarios del DOE.

Pero los defensores argumentan que la ubicación lejana no es una opción viable, especialmente para aquellos con niños en edad escolar.

“Floyd Bennett Field no es un lugar apropiado para albergar a familias con niños, y no hay ningún lugar en la ciudad donde sería apropiado colocar a los niños en un entorno de congregación”, dijo Joshua Goldfein, abogado de The Legal Aid Society, a través de correo electrónico”. Dado que la ciudad necesita más espacio para los adultos solteros, deberían utilizar las carpas que han construido en Floyd Bennett Field para satisfacer estas necesidades y trasladar a las familias con niños a un lugar más apropiado”.

Autobuses fuera de las carpas del refugio por la noche. Fotos de Adi Talwar.

El primer frente frío golpea

En una de las carpas del sur, se vio a unos trabajadores haciendo reparaciones cuando City Limits visitó el HERRC. En el interior de las carpas, las paredes divisorias destinadas a separar a las distintas familias sólo se elevan unos dos metros, y hay huecos entre las divisiones a través de los cuales se puede ver el interior de los otros cuartos, que algunas familias han cubierto con una manta para tener intimidad.

El 28 de noviembre, cuando bajó la temperatura y se decretó el Código Azul, se filtraban corrientes de aire a través de los huecos entre el suelo y la carpa, según contaron los residentes del refugio a City Limits. “Las vigas de hierro [de la carpa] se estaban moviendo”, dijo Jesús, de 27 años. “Da miedo”.

Jesús había pedido al albergue tres mantas más para su hijo, que dobló por la mitad para hacerlas más gruesas y cálidas, y compró dos mantas térmicas en preparación. Pero su hijo le dijo que seguía teniendo frío.

El cuarto de su familia, dice Jesús, está a unos 3 metros de uno de los conductos de la calefacción, pero el aire se disipa y enfría rápidamente. Por la noche, Jesús y su esposa se tumban cada uno a un lado del catre de su hijo para calentarlo hasta que se duerma. “Pero él estando sólo se enfría”, explica.

La oficina del alcalde dijo el 4 de diciembre que había aumentado la calefacción dentro del refugio para mantener una temperatura media de 80 grados fahrenheit, añadiendo que los trabajadores comprueban los termostatos cada hora y que los conductos de calefacción se acortaron para disminuir la pérdida de calor.

Pero el frío se extiende más allá de las áreas de dormir, dijeron las familias.

“Ellos nos la sirven [la comida], pero cuando uno la va a retirar, la comida ya está fría”, dijo Jairo, de 23 años. “Ellos tienen calefacción, pero por más, igualito la comida se enfría”.

Adi Talwar

Trabajadores sobre los tejados de las carpas de refugio en el Floyd Bennett Field.

La tarde del 27 de noviembre, Jeimy, de 35 años, llevaba una chaqueta delgada, mientras que su hijo, de 16, sólo llevaba una camiseta y una sudadera, y de vez en cuando daba un salto  temblando. Estaban esperando el autobús para ir al Salvation Army de la avenida Nostrand, en Sheepshead Bay, con ocho vales de $25 dólares del Salvation Army para comprar ropa de invierno adecuada.

A través de alianzas, el Salvation Army ha estado proporcionando a los inmigrantes vales de hasta $75 dólares por persona, con un máximo de $200 dólares para familias numerosas, que pueden canjear en cualquier tienda de segunda mano del Salvation Army de la región. 

Hasta el 30 de noviembre, explicó la directora de marketing del Salvation Army, Rebecca Smoot, 135 familias que representan a 270 adultos y 272 niños han recibido vales en el Floyd Bennett Field como parte de su programa de ropa para inmigrantes.

“Ahora que se acerca el invierno, son muy populares los artículos para el frío, como zapatos, pantalones largos, abrigos, guantes y mudas de ropa”, dijo ella. “Los vales son válidos durante 90 días a partir de su emisión, y una vez que se canjean en una de nuestras Tiendas de Segunda Mano, el contratista de la ciudad que emitió el vale reembolsa al Salvation Army”.

Escenas al anochecer en el refugio Floyd Bennett. Fotos de Adi Talwar.

Cuando llegó el autobús, Jairo lo cogió, pero Jeimy y su hijo volvieron a la tienda porque no soportaban el frío. Al caer la noche, otras familias sacaron a pasear a sus perros de apoyo emocional, permitido en todos los HERRCs, según la alcaldía, que explicó que el animal debe declararse durante el proceso de admisión y requiere una carta de necesidad de un proveedor.

“Venirse a este país ha estado difícil”, admitió Jesús, “en cierta parte estoy bien, estoy con mi familia, ya no estoy solo. Él [mi hijo] me da energía para seguir adelante, pero en otra parte también digo no se merecen estar en este lugar, están pasando mucho frío”.

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