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La propuesta de rezonificación de East Harlem del Departamento de Planificación Urbana (DCP) entró en el proceso de revisión pública de siete meses de duración conocido como Proceso de Revisión de Uso Uniforme de Suelos (ULURP), abriendo un periodo de intenso debate sobre si el Concejo Municipal debería adoptar la propuesta de la administración de Blasio, decantarse por la de la Presidente del Concejo Melissa Mark-Viverito o, como desean algunos activistas, ninguna de las dos.
La de East Harlem es la tercera de una docena de potenciales rezonificaciones vecinales que la administración De Blasio ha llevado hasta el proceso formal de revisión. East New York fue rezonificado hace un año, y un plan para rezonificar el centro de Far Rockaway ya está en marcha.
La alcaldía dice que las rezonificaciones atraerán inversión a los vecindarios, mejorarán las infraestructuras públicas y crearán nueva vivienda — alguna de ella para ingresos restringidos — para aliviar los costos desatados. Sin embargo, hay escépticos que piensan que las rezonificaciones podrían exacerbar la crisis de vivienda al crear un incentivo para que los dueños de propiedades desplacen a la gente de bajos ingresos.
En East Harlem, según el recién publicado Proyecto de Declaración de Impacto Ambiental, se espera que la rezonificación lleve a la creación de 3,488 unidades de vivienda y 1,543 puestos de trabajo permanentes en una área delimitada aproximadamente por las calles 104 Este y 132 Este y las avenidas Segunda y Park.
El documento también señala que estas cifras son aún mayores cuando se añade el proyecto con 100% de renta restringida planeado para el emplazamiento de los 111th Street Ballfields, propiedad de la ciudad, que se prevé aportará otras 655 unidades y 531 trabajos en el área de rezonificación. La propuesta de ese proyecto en particular también entró en fase ULURP a finales del mes pasado.
Según dijeron los planificadores del DCP ante la Comisión de Planificación Urbana el 24 de abril, la rezonificación tiene múltiples objetivos: Aliviar presiones inmobiliarias en el área mediante la creación de vivienda de renta restringida siguiendo la aplicación de las normativas municipales de vivienda inclusiva obligatoria; promover el desarrollo económico, especialmente cerca de rutas de paso; preservar el carácter de ciertas cuadras; crear un marco de zonificación para prever necesidades futuras de infraestructura, y usar “controles de diseño urbano”— una serie de regulaciones leves — para alcanzar objetivos vecinales.
Con el fin de atender las necesidades de los residentes de bajos ingresos, la norma de vivienda inclusiva obligatoria exige a los desarrolladores que se beneficien de la rezonificación que cierta cantidad de las unidades en las nuevas construcciones sea de renta restringida.
Según el Proyecto de Declaración de Impacto Ambiental, la rezonificación no tendrá un “impacto adverso significativo” en el desplazamiento directo ni indirecto de residentes o negocios. Sin embargo, sus críticos dicen que el método de revisión ambiental de la ciudad subestima el número de edificios que podría ser demolido para desarrollar el área y la posibilidad de que los alquileres se disparen.
El DCP destaca que su propuesta es el resultado de un estudio cuidadoso del Plan Vecinal de East Harlem, una propuesta exhaustiva y multidisciplinaria elaborada por un equipo de miembros de comités directivos designados por la Presidente del Concejo Municipal Melissa Mark-Viverito. El Plan Vecinal pide que se autorice construir edificios de mayor altura que la permitida actualmente pero menor a la que solicita el alcalde; vivienda 100% de renta restringida en los actuales solares públicos, y algunas iniciativas que buscan mantener la asequibilidad en la vivienda existente.
El Plan Vecinal tiene el apoyo de grupos de interés clave como la Presidente del Condado de Manhattan Gale Brewer y la organización Community Voices Heard (CVH), aunque esta última ha presionado para que el plan sea más agresivo al defender a la gente de bajos ingresos.
Aun así, algunas organizaciones no apoyan ninguno de los dos planes. El Barrio Unite reclama, por su parte, más esfuerzos de conservación, así como la creación de vivienda altamente asequible. Movement for Justice in El Barrio presentó una agenda de 10 puntos en la que clama por una ejecución más estricta del código de vivienda, más medidas para crear conciencia entre los residentes de las protecciones existentes, y una mejor supervisión del Departamento de Conservación y Desarrollo de la Vivienda, la agencia encargada de aplicar el código.
Antes de finalizar su término y abandonar su cargo a finales de 2017, será Mark-Viverito quien tenga la última palabra en cuanto al futuro de East Harlem.
El martes, 16 de mayo, en una audiencia pública convocada por la Junta Comunal 11, se debatirá un punto clave en la discusión. La reunión es a las 6:30 p.m. en el Silberman School of Social Work en Hunter College, en el 2180 de la Tercera Avenida.
City Limits transmitirá la reunión a través de Facebook Live.