Aunque decenas de votantes con derecho a voto se encuentran actualmente dispersos por la ciudad, el edificio 11 de Bronx River Addition sigue siendo una comunidad muy unida en la que viven muchos hispanohablantes. Dos opciones de votación prometen reparaciones rápidas, pero también podrían requerir que se muden temporalmente.
Este artículo se publicó originalmente en inglés el 26 de marzo. Traducido por Daniel Parra. Read the English version here.
Reportería adicional de Daniel Parra.
El lobby del edificio 11 de Bronx River Addition, un edificio de mediana altura para personas mayores en Soundview, está cubierto de información sobre la reducción del plomo y el moho. Una señal de precaución se encuentra justo debajo de un agujero en el techo que de vez en cuando gotea, y los inquilinos dicen que prefieren el ascensor de la izquierda, ya que el de la derecha con frecuencia se atasca.
Según la residente Ana Almanzar, a veces hay intrusos en el vestíbulo y en el cuarto y décimo piso.
Otros carteles alrededor de la entrada tienen fechas importantes: 13 de marzo y 11 de abril, los puntos finales de un período de votación en curso. A los residentes de Bronx River Addition se les ha encomendado la tarea de elegir entre tres modelos distintos para financiar las reparaciones del edificio, siendo el segundo grupo de la ciudad en hacerlo.
Entre los votantes hay 60 personas mayores que solían vivir a unas manzanas de distancia, en el edificio 12. Pero ese edificio de poca altura se consideró inhabitable en 2022 debido a un problema con el sistema de calefacción, y los inquilinos han sido reubicados en otras viviendas de la Autoridad de la Vivienda de la Ciudad de Nueva York (NYCHA por sus siglas en inglés) en el Bronx, Manhattan y Brooklyn.
Mientras tanto, la comunidad del Edificio 11 sigue muy unida, integrada por muchos hispanohablantes, algunos de los cuales emigraron a Estados Unidos desde la República Dominicana.
En febrero dos organizaciones sin ánimo de lucro, Community Voices Heard (CVH por sus siglas en inglés) y Community Service Society of New York (una entidad financiadora de City Limits), organizaron una reunión en el lobby del edificio 11. Unos 20 residentes —algunos sentados en sillas plegables, otros de pie— esperaban oír información sobre la votación.
La mayoría de los residentes optaron por el folleto informativo en español que los organizadores distribuyeron, junto con auriculares de traducción para entender la reunión. Un inquilino pidió unos auriculares en mitad de la reunión, pero le dijeron que ya no quedaban.
Los 199 inquilinos residentes y los dispersos de Bronx River Addition siguen los pasos de los de Nostrand Houses en Sheepshead Bay, Brooklyn, quienes recientemente optaron por la novedosa Fundación para la Preservación de la Vivienda Pública (Preservation Trust), una entidad pública que puede emitir bonos para financiar reparaciones. Con este modelo, la gestión de NYCHA se mantiene.
Otras opciones que figuran en las papeletas son el Pacto para preservar la asequibilidad permanente juntos (Permanent Affordability Commitment Together o PACT por sus siglas en inglés), que incorpora constructores y administradores de edificios externos, y el statu quo de las viviendas públicas tradicionales de la Sección 9.
Un martes de marzo, un puñado de residentes describieron algunos de los obstáculos con los que se han encontrado durante el proceso de votación. Algunos dijeron que no estaban seguros acerca de las diferencias entre las opciones en su balota, y un adulto mayor describió problemas de movilidad que les hizo imposible asistir a las sesiones de información.
Aun así, todas las personas con las que habló City Limits dijeron que tenían intención de votar.
“Quiero probar algo diferente para ver si las cosas cambian”, dijo Milagros Martínez, una residente de 78 años del edificio 11.
Martínez se mudó a su estudio en 2008. Recuerda su visita inicial, en la que pensó que la unidad era “vieja” y “no tenía buen aspecto”.
“Me dijeron que si no lo cogía, no me darían uno hasta dentro de seis o siete años”, añadió.
Las condiciones parecían empeorar tras la mudanza. Había goteras en su apartamento, el agua de la calefacción del radiador en dos ocasiones distintas, se le salió. El agua cubrió el suelo.
“El agua era negra como petróleo”, recuerda Martínez. “Lo perdí todo en ese momento… son cosas que no quieres que pasen”.
Un miembro del equipo de participación de residentes de NYCHA llamó a la puerta de Martínez durante la primera semana de la votación, para explicarle las diferentes opciones de la papeleta. Al día siguiente, marcó la opción del Preservation Trust y está a la espera de emitir su voto en persona.
“En las condiciones actuales, nunca se sabe cuándo se arreglarán los problemas”, dijo.
Milagros Tavera vive en el mismo piso que Martínez. Ella, de 87 años, tiene movilidad limitada y pasa la mayor parte del día en su estudio. Tavera dijo a City Limits que no pudo asistir a ninguna de las reuniones celebradas por NYCHA y que se sentía indispuesta cuando tuvo lugar la reunión más reciente en el lobby. Aún espera que el personal de NYCHA la visite.
“Nadie ha venido a explicarnos cuáles son las opciones”, dijo Tavera.
Arriba: Milagros Tavera, de 87 años, reside en Bronx River Addition desde hace 23 años. A la derecha: pintura pelada en su apartamento, que según ella nunca ha sido retocado en el tiempo que lleva viviendo allí. Fotos de Adi Talwar.
Tavera se mudó a su piso hace 23 años. Recuerda que antes las reparaciones se hacían a los pocos días de solicitarlas. Ahora, las órdenes de trabajo o “tickets”, como también se le conocen, tardan meses en cumplirse.
Almanzar, quien vive en el edificio desde hace tres años, dijo a City Limits que asistió a las reuniones informativas previas a la votación, organizadas por NYCHA, y se sintió lo suficientemente convencida como para hacer una selección en su papeleta.
La seguridad le preocupa. Aunque sabe que hay un guardia de seguridad en el lugar, aún no se siente segura.
En las propiedades de NYCHA para personas mayores, un guardia de seguridad debe estar presente todos los días durante al menos ocho horas, según la NYCHA. Si los inquilinos votan a favor de PACT o del Trust, dijo NYCHA, la opinión de los residentes ayudaría a establecer los planes de seguridad en el futuro.
Durante la visita de City Limits al edificio 11, un responsable de organización de NYCHA salió del apartamento 3L de la tercera planta, donde los votantes podrán emitir su voto en persona entre el 2 y el 11 de abril.
El trabajador, que habla español, había informado a residentes como María González sobre la votación en curso.
La principal preocupación de González es una posible fase de construcción, si el edificio elige a PACT o al Trust.
Adi Talwar
Ana Almanzar, de 70 años, en el apartamento de su amiga Milagros Tavera. La seguridad en el edificio es una preocupación para ella, dijo a City Limits.“Cuando desmonten el lavadero, el polvo, todo eso, te hace daño”, dijo ella.
Los inquilinos pueden ser reubicados como precaución medioambiental si eligen cualquiera de estas opciones, según NYCHA. Un traslado temporal sería poco probable si permanecen en la vivienda pública tradicional, según la autoridad, porque las renovaciones integrales no serían posibles con la financiación actual de NYCHA.
En cuanto a los residentes reubicados del edificio 12, NYCHA ha dicho que elegir el Trust o el PACT podría llevarlos a casa antes. González, que vive justo enfrente de 3L, también está a la espera de votar en persona, y mantuvo su decisión en secreto.
Tanto ella como Almanzar y Tavera describen el edificio 11 como una comunidad.
“Cuando cocino, llamo a todo el mundo para que venga a comer y, si no me encuentro bien, hago lo mismo y lleno el apartamento de gente que intenta ayudarme”, dijo Tavera. “Prefiero quedarme aunque las condiciones no sean las mejores… es mejor que ir a un sitio donde no conozco a nadie”.
Esta historia fue producida como parte de Age Boom Academy de la Universidad de Columbia.
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