La Autoridad de la Vivienda de Nueva York (NYCHA por sus siglas en inglés) consiguió equilibrar sus cuentas el año pasado y una infusión de ayuda federal le ayudará a hacerlo en 2021. Sin embargo, el déficit presupuestario de $300 millones de dólares o más acecha a partir de 2022.
Este artículo apareció originalmente en inglés. Read the English version here. Traducido por Daniel Parra.
El COVID-19 golpeó duramente a la Autoridad de la Vivienda de la Ciudad de Nueva York (New York City Housing Authority o NYCHA por sus siglas en inglés), matando a sus residentes, dejando a los inquilinos sin trabajo y reduciendo los ingresos en los que se basa NYCHA para establecer los rangos de ingreso para alquilar. Gracias al apoyo continuado de la ciudad, a una sólida ayuda federal y a una ágil gestión de la tesorería, NYCHA terminó el año 2020 sin déficit y se enfrenta a un déficit muy pequeño en el año 2021, según un informe publicado esta semana por la Oficina Presupuestaria Independiente de la ciudad (Independent Budget Office o IBO por sus siglas en inglés)
El futuro parece mucho más oscuro.
La Oficina Presupuestaria Independiente dice que la propia proyección de NYCHA para su presupuesto de 2022 (que en diciembre de 2019 preveía un déficit de $75 millones de dólares), ahora muestra un déficit de $300 millones de dólares. Lo que se suponía que iba a ser un déficit de $85 millones de dólares en 2023 ahora se avecina a $363 millones de dólares y la brecha en 2024 se ha hinchado de $77 millones de dólares a $319 millones de dólares.
Los abultados déficits se producen a pesar de que el presupuesto municipal cuenta con un apoyo mucho mayor que el que existía antes del mandato del alcalde Bill de Blasio. Por voluntad propia y luego bajo presión federal, de Blasio aumentó la financiación de $2.3 millones de dólares —que el alcalde Mike Bloomberg había destinado a NYCHA en su último presupuesto— a $273 millones de dólares en el último ciclo fiscal completado por de Blasio.
La creciente tensión presupuestaria refleja una serie de factores. La ayuda federal relacionada con la pandemia ha sido en gran medida un acuerdo único. Las reformas impuestas por el supervisor federal han supuesto la contratación de cientos de nuevos empleados. Y aunque los planes que NYCHA ha puesto en marcha para hacer frente a su enorme retraso en los trabajos de reparación —como convertir 62.000 apartamentos a la Sección 8 a través de un mecanismo conocido como PACT/RAD y crear una autoridad pública para utilizar los vales federales de reubicación de inquilinos para financiar las reparaciones en las otras 110.000 unidades— esto ha reforzado el presupuesto de capital de la autoridad, aunque redujo los ingresos operativos.
Esto significa que, al igual que Bloomberg y de Blasio, el próximo alcalde de la ciudad se enfrentará a grandes retos para mantener a flote NYCHA. La propuesta de infraestructura del presidente Joe Biden podría generar más apoyo a los esfuerzos de capital de NYCHA, pero no está claro si la administración de Biden y el Congreso revertirán la desinversión federal a largo plazo en el funcionamiento anual de las viviendas públicas.
NYCHA afirma que los riesgos fiscales son reales, pero cree que su último plan de reforma, el Blueprint for Change (Plan para el Cambio), que incluye un “plan de transformación”, aportará beneficios financieros que las proyecciones no recogen.
“Estas proyecciones son el resultado de años de desinversión que no han seguido el ritmo de las crecientes necesidades de capital en nuestras propiedades, lo que ha conducido a mayores costes de mantenimiento y funcionamiento cada año”, afirma Rochel Leah Goldblatt, subsecretaria de prensa de NYCHA, en una declaración a City Limits.
“Sin una inversión de capital significativa como la del Blueprint for Change, que no se tiene en cuenta en las proyecciones para el año siguiente, no podremos seguir el ritmo de los crecientes costes de funcionamiento de nuestras propiedades en buen estado”. El plan de transformación, que incluye numerosas iniciativas para mejorar la eficiencia operativa de NYCHA, también ayudará a NYCHA a reducir los costes de funcionamiento a medida que se aplique el plan”.
Varios candidatos a la alcaldía han propuesto planes para el NYCHA, incluido un enorme gasto de capital, aunque pocos han dicho cómo aumentarán los ingresos de explotación de la asediada autoridad.
Andrew Yang ha presentado un ambicioso plan para conseguir un NYCHA más ecológico y una mayor participación de los inquilinos y ha dicho que prohibirá la construcción de edificios de lujo en los terrenos de NYCHA. Maya Wiley y Shaun Donovan han prometido gastar $2.000 millones de dólares al año en capital para NYCHA y Ray McGuire propone $1.500 millones al año. Scott Stringer también ha prometido “invertir miles de millones para hacer las reparaciones que tanto se necesitan”. Donovan también dice que quiere reducir los costes de NYCHA mejorando la eficiencia energética en toda la autoridad y McGuire dice que pondrá en marcha PACT/RAD en colaboración con los inquilinos.
Eric Adams, por otra parte, quiere vender los derechos aéreos para generar más dinero para NYCHA, Kathryn García quiere “apalancar un dinero federal sustancial” y Dianne Morales quiere rechazar RAD y hacer un piloto de “corporaciones de gestión de residentes” en un complejo de NYCHA en cada condado para ver si los esfuerzos dirigidos por los residentes pueden reemplazar la burocracia de la agencia. McGuire también está pidiendo que los inquilinos de NYCHA “creen un plan de inversión en sus comunidades”.
Varios candidatos a la alcaldía afirman que lucharán por conseguir más ayudas estatales y federales para NYCHA; una promesa perenne que por fin se pondrá a prueba cuando el próximo alcalde se dirija a un presidente, un Congreso, un gobernador y una legislatura estatal demócratas. Si la caballería de fuera de la ciudad de Nueva York va a venir alguna vez a por las viviendas públicas, este es el momento en que NYCHA oirá los cascos.