Este artículo apareció originalmente en inglés. Traducido por Vanessa De León.
Desde el primer resultado positivo del COVID-19 en la ciudad de Nueva York el 1° de marzo, el miedo a contraer el virus ha aumentado rápidamente hasta convertirse en pánico. Para los trabajadores de las salas de emergencia, el miedo ha hecho su trabajo cada vez más difícil ya que muchos neoyorquinos asintomáticos acuden a las salas de emergencia porque han viajado a regiones con brotes del virus o han estado en contacto con alguien que ha visitado áreas de alto riesgo.
“Las cosas han escalado a un estado de confusión, preocupación y se están convirtiendo rápidamente en pánico, incluso con la aparición del más mínimo síntoma”, dijo un empleado de la sala de emergencias del Mount Sinai-West que ha estado en contacto directo con pacientes durante el proceso de selección y ha pedido permanecer en el anonimato. “La incertidumbre los tiene en un frenesí e incluso cuando les decimos que no muestran síntomas, insisten en ser examinados o vistos por un médico. No podemos rechazarlos por lo que son atendidos incluso si no muestran síntomas, haciendo que el departamento de emergencias gaste tiempo en pacientes sanos cuando médicos y enfermeras podríamos estar usando nuestro tiempo y recursos en personas que realmente lo necesiten”.
Un ejemplo de esta situación ocurrió después de que un estudiante del John Jay College diera positivo, y la escuela enviara un aviso. De acuerdo con el empleado de la sala de emergencias, inmediatamente los estudiantes y el personal del John Jay College empezaron a ir a la sala de emergencias por el temor a haber sido expuestos al COVID-19.
Aunque la sala de emergencias no atendió al paciente que dio positivo, el John Jay College está ubicado justo enfrente del Mt. Sinai-West.
Las salas de emergencia representan exposición
Hasta el lunes por la tarde el número de residentes de la ciudad de Nueva York que han dado positivo al COVID-19 ha llegado a 463, con siete muertes registradas. De Blasio informa que se espera que el número llegue a 1000 casos para el final de esta semana.
Hasta cierto punto el temor es comprensible ya que muchos neoyorquinos han dado positivo al virus.
Sin embargo, la Dra. Robyn Gershon, profesora de epidemiología de NYU, cree que a pesar del aumento en el número de pacientes que han dado positivo, ir corriendo a la sala de emergencias sin mostrar síntomas del COVID-19 es una decisión que conlleva un riesgo.
“Es una mala idea que las personas que son asintomáticas corran a la sala de emergencias porque se ponen en riesgo al estar cerca de personas enfermas, así es como se propaga el virus. Tienen que parar”, instó Gershon, quien también investiga seguridad y salud ocupacional y medio ambiente.
Aunque buscar hacerse la prueba supone un riesgo para el paciente que quiere hacérsela, esto crea problemas más serios para personas enfermas que en otro escenario podrían conseguir más fácilmente una cama en la sala de emergencias.
“Es un verdadero problema porque estos hospitales se ven obligados a hacer el triage de los pacientes asintomáticos y esto se convertirá en un terrible desvío de recursos”, continuó Gershon. “No querrás que los hospitales desperdicien sus suministros y recursos de protección en pacientes que no están enfermos, cuando para empezar ya no se tienen suficientes tapabocas”.
Los suministros limitados ya se han convertido en una preocupación para los trabajadores de las salas de emergencia, en medio del temor de que esta situación se salga de control si los residentes de la ciudad de Nueva York no se esfuerzan por evitar las salas de emergencia.
“Es un poco caótico ahora mismo con la organización y el equipo de protección, debido a la limitación de los suministros, pero ¿qué puedes hacer cuando es parte del trabajo? Nosotros sólo tenemos que tomar las medidas necesarias para protegernos a pesar de todo”, dijo una enfermera de la sala de emergencias de Mt. Sinai-St. Lukes, quien también pidió que se omitiera su nombre. “Sin embargo, los pacientes deben seguir las directrices que la ciudad nos ha dado porque honestamente no tenemos suficientes suministros si las multitudes continúan o si se hacen cada vez más grandes.”
La ciudad ya está anticipando la necesidad de más camas de hospital y otros suministros, pidiendo al gobierno federal 300.000 tapabocas y otros equipos de protección adicionales. El lunes por la tarde el alcalde Bill de Blasio anunció que la ciudad está intensificando los esfuerzos para abrir unas 8.200 nuevas camas de hospital.
Esto incluye 350 camas en las instalaciones de un Hospital y centro de salud en Roosevelt Island, estas camas estarán listas en unas tres semanas; 600 más se ubicaran en un hogar de ancianos recién construido en Brooklyn, que aún no ha sido ocupado. Por último, dos hospitales del Bronx proporcionarán 270 camas adicionales.
De Blasio continúa exhortando a los neoyorquinos a hacer esfuerzos concertados para “aplanar la curva” de contagio del virus. Evitar las salas de emergencia es quizás uno de los mejores cursos de acción para los individuos que no muestran síntomas.
Cuándo buscar hacerse la prueba
El departamento de salud e higiene mental de la ciudad de Nueva York –DOHMH (por sus siglas en inglés) creó una guía para que los neoyorquinos tomen medidas preventivas para evitar la propagación del virus, dentro de las recomendaciones esta permanecer en casa, medida preventiva que es catalogada como la acción más importante.
De acuerdo con la guía del DOHMH, distinguir los síntomas más comunes es un factor clave para entender si alguien porta el COVID-19. Los síntomas incluyen fiebre con temperaturas superiores a los 100,4 grados, tos, falta de aliento (dificultad para respirar) o dolor de garganta.
Las pruebas sólo deben utilizarse para las personas que necesitan ser hospitalizadas por enfermedades graves como neumonía. La guía también sugiere quedarse en casa si se tienen síntomas leves o moderados, en lugar de buscar atención médica o incluso tratar de hacerse la prueba. Al quedarse en casa se reduce la posibilidad de transmisión a otras personas, incluidos los trabajadores de la salud que se necesitan para atender a los enfermos más graves.
Cualquier persona mayor de 50 años o con condiciones crónicas debe consultar a un médico para saber si es necesario que se sometan a un monitoreo más de cerca. Ya sea que usted tenga síntomas leves o sepa que tiene el COVID-19, el DOHMH está pidiendo que cualquier persona menor de 50 años permanezca en casa y vigile sus síntomas, antes de entrar en contacto con otras personas.
“Ellos no necesitan ir a la sala de emergencias. Eso es lo primero que necesitan saber. Pero ciertamente deben consultar con su médico de cabecera vía telefónica para discutir cualquier síntoma que tengan”, dijo Gershon sobre los neoyorquinos menores de 50 años con síntomas leves o sin síntomas durante la actual crisis de salud.
Dos extremos vistos
El consejo puede no ser suficiente para disuadir a los neoyorquinos de hacerles la vida más difícil a los trabajadores de salud en las salas de emergencia.
“Hay una vibra nerviosa y la gente está legítimamente al límite en este momento y aunque algunas personas piensan que esto se calmará, yo veo que empeorará antes de que veamos que mejore”, advirtió la enfermera de la sala de emergencias del Mount Sinai-St. Luke. “La gente o no se lo toma lo suficientemente en serio y visita espacios que pueden exponerlos al virus, o están entrando en pánico hasta el punto de hacer más difícil el acceso para aquellos que realmente necesitan atención médica. De cualquier forma estamos muy lejos de superar esto”.
City Limits contactó Mt. Sinai para obtener una respuesta, pero le dijeron que sus expertos y personal están muy ocupados y no estaban disponibles para hacer comentarios.