Más de 23 millones de inmigrantes naturalizados, aquellos mayores de 18 años nacidos fuera de los Estados Unidos que obtuvieron la ciudadanía estadounidense a través de la naturalización, serán elegibles para votar en las elecciones de 2020.
Así lo señala el último informe del Pew Research Center publicado esta semana.
Según el informe, “el número de inmigrantes elegibles para votar ha aumentado constantemente en los últimos 20 años, un 93 por ciento desde el año 2000”. En comparación, durante el mismo período, la población de votantes elegibles nacida en los Estados Unidos creció 18 por ciento, es decir, pasó de 181 millones en 2000 a 215 millones en 2020.
Según el departamento de seguridad nacional entre 2009 y 2019, unos 7.2 millones de inmigrantes se naturalizaron y se convirtieron en ciudadanos. Sólo en el año fiscal 2018, más de 756.000 inmigrantes se naturalizaron.
Por ejemplo, en Nueva York, hay más o menos 2.5 millones de inmigrantes con capacidad legal para votar y “su población es muy diversa si se compara con California, donde la mayoría de estos inmigrantes que pueden votar vienen de México. En Nueva York el mayor grupo de votantes inmigrantes lo componen los dominicanos, seguido de los chinos y jamaiquinos”, dice Mark Hugo Lopez, director de investigación sobre migración global y demografía del Pew y autor del reporte.
Si se mira la tendencia general de los inmigrantes que pueden votar, la mayoría son latinos con 7.5 millones, seguido de los asiáticos con 6.9 millones. Por su parte, los inmigrantes blancos —aquellos que se auto identificaron ante la oficina del censo como provenientes de países europeos— suman 4.8 millones y los inmigrantes auto identificados como afrodescendientes suman 2.3 millones.
“Los cuatro estados con la mayor población de votantes —California, Nueva York, Florida y Texas— también albergan a la mayoría de los votantes inmigrantes que pueden votar. En conjunto, estos estados tienen más de la mitad (56%) de los votantes inmigrantes de la nación” dice el informe. Además, dos tercios de ellos han vivido en los Estados Unidos por más de 20 años y el 63 por ciento domina el inglés.
Estas características hacen que los votantes inmigrantes tiendan a ser en su mayoría personas de mayor edad y por eso la edad media de los votantes inmigrantes es de 52 años, en comparación con los 47 años de los nacidos en Estados Unidos.
Si bien el número total de inmigrantes está aumentando, sólo la mitad son elegibles para votar: 49 por ciento son naturalizados, 45 por ciento no son elegibles para votar y el 6 por ciento son menores de 18 años.
“Los inmigrantes mexicanos y filipinos son los grupos más numerosos entre los votantes nacidos en el extranjero que reúnen las condiciones para votar” dice el informe. Esto quiere decir que 3.5 millones de inmigrantes mexicanos pueden votar, representando un 16 por ciento del total de votos de inmigrantes. En segundo lugar están los filipinos con 1.4 millones, seguido por inmigrantes de India con 1.2 millones, China con un millón, Vietnam con un millón y Cuba con 0.8 millones.
Irónicamente, los inmigrantes mexicanos también son quienes tienen una de las tasas más bajas de naturalización. “Entre las razones que explican esto se encuentran: el costo de la aplicación para la naturalización, la deficiencia en el manejo del idioma inglés y el test de la ciudadanía”, dice Lopez.
Pero esta mayor representación de los latinos y asiáticos entre los inmigrantes con capacidad para votar no necesariamente se transmite al acto de votar. Por ejemplo, del total de votantes hispanos que había en 2016, sólo el 53 por ciento votaron y solo el 52 por ciento de asiáticos lo hizo. Un panorama diferente se ve entre los inmigrantes afrodescendientes con 63 por ciento.
En cuanto a su situación económica, los inmigrantes con capacidad de votar tienen un ingreso medio de 80.100 dólares, un tanto mayor que el de los votantes nacidos en Estados Unidos con “74.000 dólares”.
Una diferencia similar se ve también en el nivel educativo pues entre los inmigrantes, “el 36 por ciento tiene al menos un título universitario”, mientras que entre los nacidos en Estados Unidos es del “30 por ciento”, dice el informe.
Las diferencias en nivel de educación más notables se encuentran entre los grupos de afrodescendientes y blancos. Entre los votantes afrodescendientes, “el 32 por ciento de los inmigrantes tienen un título universitario o más, comparado con el 19 por ciento de los nacidos en Estados Unidos. Esta brecha de 13 puntos porcentuales es la mayor de los grupos raciales o étnicos incluidos en este análisis”. Una brecha similar, de 10 puntos porcentuales, existe entre los votantes blancos que son inmigrantes con educación superior, 44 por ciento, y los nacidos en los Estados Unidos, 34 por ciento.