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Traducido por Carlos Rodríguez Martorell
En la esquina de Broadway y Kimberly Place también se puede encontrar algo de estilo. Por décadas estuvo allí el restaurante retro y kitsch Land & Sea, conocido por sus ventanales curvos, cocteles tropicales y diseño de los años 60. El tipo de lugar donde Don Draper, de la serie Mad Men, podría haberse dado algunos tragos.
El restaurante sobrevivió a muchos cambios en la moda pero no pudo con la pandemia del COVID-19, según informó un oficial del distrito de mejoramiento comercial (“business improvement district” o BID, por sus siglas en inglés) de Kingsbridge.
La caída del Land & Sea muestra el peligro que enfrentan miles de negocios en la ciudad ante la propagación del COVID-19, que ha golpeado El Bronx con más casos y muertes que ningún otro condado.
Afortunadamente, según entrevistas hechas la semana pasada a representantes de varios BIDs de El Bronx, el restaurante de mariscos es uno de los pocos negocios que han tenido que cerrar permanentemente a causa de la pandemia y del programa PAUSE del Estado de Nueva York. La pregunta es cuánto más podrán resistir los otros y qué puede hacer la ciudad para ayudarlos a sobrevivir.
Historias de supervivencia
En Morris Park, Camelia Tepelus, directora del BID, dijo que la clientela regular es la que ha mantenido los negocios a flote.
“Tenemos algo de suerte, porque creo que ahora mismo estamos al 85 por ciento. Incluso, me parece que aquellos que no están abiertos del todo están negociando sus alquileres con sus arrendatarios y buscando planes de pago”, dijo Tepelus. “Por fortuna, la combinación de negocios que tenemos contiene muchos servicios esenciales, o son comercios que fueron lo suficientemente astutos como para empezar a vender artículos que los convirtieron en ‘esenciales’, por lo que no tuvieron que cerrar”.
De alguna manera, dice la directora del BID, el hecho de que Morris Park no sea un importante corredor comercial ha sido su salvación, ya que no tenía una gran cantidad de negocios temporales que pudieran perderse. “Curiosamente, como la gente estaba en casa durante el COVID, hubo más tráfico a pie en estos negocios que en días normales en que la gente está fuera trabajando”.
El BID de Belmont, por su parte, sí solía recibir más clientela de afuera. Sin embargo, su director, Peter Madonia, dijo que algunos negocios lograron sobrevivir las peores semanas manteniéndose abiertos, mientras que a otros les convino más cerrar.
“Están las tiendas minoristas, como los carniceros, las panaderías, los que hacen pasta, que durante las primeras cuatro a seis semanas estaban operando quizás al 20 o 30 por ciento. Pero todos siguieron abiertos. Nadie despidió empleados”, dijo.
“Al pasar el tiempo, estos minoristas volvieron casi a la normalidad porque somos un distrito comercial exterior”. En otras palabras, la gente se sentía cómoda esperando afuera de las tiendas, entrando a comprar y saliendo rápidamente. No había que pasar mucho tiempo dentro de un espacio cerrado como en los supermercados. Los empleados de mantenimiento del BID pasaron de limpiar la calle a desinfectar el distrito entero, desde los cajeros automáticos hasta las manijas de las puertas.
Los restaurantes estuvieron cerrados hasta hace dos o tres semanas y al abrir aprovecharon sus mesas al aire libre. “Se organizaron para servir comida afuera”, dijo Madonia. “Se han recuperado lo suficiente como para no tener que cerrar”.
La reciente reapertura del zoológico y el jardín botánico del Bronx han ayudado a que aumente la clientela y los restaurantes al aire libre están llenos casi todas las noches. Algunos siguen cerrados, en espera de que se autoricen los comedores interiores.
La pandemia ha tenido un efecto diferente en los corredores comerciales de Jerome Avenue y Gun Hill Road. La presencia de los hospitales Montefiore y North Central Bronx hizo que más gente caminara por la zona. Algunos establecimientos incluso hicieron más negocio de lo normal gracias a esta actividad. Por supuesto, no todo el mundo se benefició de esto. Según la directora del BID, Jennifer Tausig, los salones de belleza y de uñas se están resintiendo, pero, dentro de todo, al sector de ventas al detal le está yendo bastante bien. La moraleja, dice, es que “el negocio emblemáticas del sector tienen un gran impacto en los vecindarios”.
¿Trabajo de “equipo”?
Cary Goodman, quien maneja el BID de la calle 161, está de acuerdo. Sin embargo, en su área, el negocio el negocio emblemático son los Yankees de Nueva York, que no están proporcionando el estímulo del cual dependen los negocios locales. Como resultado, “nuestros comercios están al borde de la ruina”, dijo Goodman.
La demora en la apertura de una temporada de béisbol sin público ha sido devastadora para los bares, restaurantes y tiendas de recuerdos, que suelen recibir multitudes de clientes durante 81 tardes y noches de la primavera y el verano.
“Estos comerciantes tienen un ciclo económico de solo cinco meses. Estuvieron esperando desde octubre para empezar y ese fue exactamente el momento en que empezó la pandemia”, dijo Goodman. Algunas de estas compañías dejan de pagar alquiler fuera de temporada para pagar en primavera. “Muchas de ellas ya tienen deudas de más $100,000 dólares”.
A los restaurantes no se les ha hecho fácil la transición a servir comida para llevar o en la acera, y no parece probable que los dueños de edificios les rebajen temporeramente el alquiler, según Goodman. “Están en el mismo barco que sus inquilinos, en el sentido de que dependen de esas rentas”, dijo. “Son su sustento”.
El director del BID dijo que le pidió a la administración de los Yankees que contribuyera enviando ayuda directa a los pequeños comercios de la zona, pero esta se negó. Goodman explicó que el equipo de béisbol, que no le paga alquiler ni impuestos de propiedad a la ciudad, seguirá generando ingresos este año al utilizar el estado como estudio de televisión gigante para sus juegos sin público. “Si eso no es un crimen, está bastante cerca de ser inmoral. Los Yankees ganan millones de dólares con ese estadio sin hacer nada por los comercios de la comunidad”, dijo. “Ni siquiera están tratando”.
El equipo dijo en un comunicado: “Los Yankees están comprometidos a apoyar a sus vecinos y socios comunitarios, y están colaborando con ellos para mejorar la calidad de vida de las comunidades circundantes”. Añadió que los Yankees contribuyeron a un fondo de ayuda de emergencia para pequeños comercios en El Bronx, y donaron a varios programas de comida y organizaciones juveniles. (No todos estos esfuerzos son tan valiosos. Uno de ellos fue: “Aaron Boone, gerente del equipo, mandó recientemente un mensaje privado de apoyo a los miembros del sindicato de trabajadores 1199 SEIU”).
Al otro lado de la avenida Grand Concourse, donde la clientela se compone mayormente de residentes de la zona y personas que visitan la corte, el negocio ha mejorado un poco, según Goodman. Las tiendas del área dependían más de clientes locales que de turistas o gente de otros condados. “En general, sigue siendo el barrio más pobre y más enfermo, y el más que ha sufrido el impacto de la pandemia”, dijo.
La ayuda les llegó a unos, pero a otros no
La experiencia de pedir ayuda externa también ha variado de zona en zona. El programa federal de protección de pago de cheques (“Paycheck Protection Program”, o PPP, por sus siglas en inglés) le dio un respiro a Morris Park (Tepelus dijo que fue puerta por puerta a todos los negocios y prácticamente les ordenó que solicitaran estos PPP). En Belmont, sin embargo, a los dueños de restaurantes se les hizo difícil tener acceso al programa porque sus negocios estaban cerrados durante el periodo de solicitud.
Los esfuerzos de la ciudad por apoyar a los pequeños negocios —a través de un fondo para la retención de empleados y un fondo para préstamos–, no tuvieron gran impacto, según las fuentes consultadas. Los directores de BIDs dijeron que la mayoría de las compañías decidieron no solicitar porque las cantidades que se otorgaban no valían el esfuerzo.
Según el Departamento de Servicios para Pequeños Negocios, el Bronx posee el 8 por ciento de los comercios pequeños de la ciudad, pero recibió solo el 3 por ciento de los fondos de retención y el 2 por ciento de los préstamos.
En un comunicado dirigido a City Limits, el departamento dijo: “Nos dedicamos a darles a los pequeños negocios de los cinco condados las herramientas que necesitan para triunfar, especialmente después de estos meses tan difíciles. Por eso, desde que empezó la crisis del COVID-19 hemos conectado a 4,200 pequeños negocios con fondos y préstamos federales y locales. […] Continuaremos luchando para conseguir más fondos federales para nuestros pequeños comerciantes”.
Tepelus piensa que los negocios de Morris Park podrán aguantar hasta fines de 2020 gracias a los préstamos del PPP aunque continúe prohibido ofrecer servicios bajo techo. “Esto cubrirá sus costos operacionales básicos. Podrán mantenerse a flote, pero no crecerán de ninguna manera”, dijo. “Están en pausa. Estables, pero en pausa”.
Hasta la fecha, ningún comercio del BID de Goodman ha cerrado para siempre. Aun así, la pandemia causó estragos incluso en los BIDs donde los negocios están mejor y el riesgo sigue siendo alto. El BID de Kingsbridge dijo que, además de Land & Sea, han perdido un establecimiento de comida china y una tintorería. En Belmont, un restaurante relativamente nuevo tuvo que cerrar.
“El tema que nadie quiere tocar es el de los alquileres”, dijo Tepelus. “Algunos de nuestros comercios han podido negociar un plan de pago, o están pagando lo que pueden, o están recibiendo extensiones. Sin duda alguna, hay arrendtarios que estaban esperando al 20 de agosto para empezar a desalojar gente, lo cual es una locura, porque no sé a quién creen que le van a alquilar los locales ahora”.