El Home Energy Assistance Program (Programa de Asistencia Energética a los Hogares o HEAP por sus siglas en inglés) ha ayudado a decenas de miles de neoyorquinos con bajos ingresos a combatir el calor. Sin embargo, expertos y defensores afirman que el programa podría dar más y critican su limitado alcance.
Este artículo se publicó originalmente en inglés el 18 de junio. Traducido por Daniel Parra. Read the English version here.
Nueva York registró el año pasado una de las temperaturas más altas jamás registradas, pero se prevé otro verano al rojo vivo para 2024: la primera ola de calor de la temporada llegó la semana pasada, según advirtieron las autoridades.
Y las ayudas para enfriar los hogares del Home Energy Assistance Program (Programa de Asistencia Energética a los Hogares o HEAP por sus siglas en inglés) ha sido clave para ayudar a decenas de miles de neoyorquinos a combatir el calor. La iniciativa, financiada con fondos federales y gestionada por la Oficina de Asistencia Temporal y Asistencia para Incapacitados (OTDA por sus siglas en inglés) del estado de Nueva York, ayuda a las personas con bajos ingresos a comprar e instalar un ventilador o un aire acondicionado por un coste de hasta $1.000 dólares.
Sin embargo, los expertos y los defensores dicen que el programa podría hacer más. Han criticado el alcance limitado del programa —los fondos se han agotado a mediados o finales de julio en los dos últimos veranos— y no concede ayudas complementarias a las facturas de servicios públicos. Además dicen que puede estar teniendo dificultades para atender las necesidades cada vez más urgentes de algunos de los más vulnerables, como las personas mayores.
Los residentes de la ciudad de Nueva York pueden ver si califican para el beneficio de asistencia de enfriamiento de HEAP aquí.
Una serie de factores externos están poniendo a los adultos mayores en mayor riesgo de sufrir el inminente clima caliente, incluyendo una mayor tasa de pobreza y el aumento de las facturas de servicios públicos residenciales, según fuentes que hablaron con City Limits. En toda la ciudad de Nueva York, 68 personas murieron por estrés térmico entre 2012 y 2021, y los residentes mayores de 60 años enfrentan la tasa de mortalidad más alta.
“Los adultos mayores son el grupo demográfico más afectado por el cambio climático”, dijo Kevin J. Kiprovski, director de políticas públicas de LiveOnNY. “A nivel internacional, durante una emergencia por calor, el 90 por ciento de las personas que mueren tienen más de 65 años”.
Según OTDA, se calcula que la ayuda para comprar aire acondicionado de HEAP ha llegado a casi 67.000 hogares en los últimos cinco años. El presupuesto de este año es de unos $22 millones de dólares, frente a los $17 millones del verano pasado, cuando se beneficiaron 21.000 hogares antes de que se agotara el fondo el 14 de julio.
El programa HEAP aceptará solicitudes para este año hasta el viernes 30 de agosto, o hasta que se agoten los fondos. Los neoyorquinos deben cumplir ciertos criterios, como límites de ingresos —no ganar más de $3.035 dólares al mes por persona, a menos que reciba otras prestaciones públicas— y tener en su hogar un miembro menor de 6 años, mayor de 60 o con una enfermedad agravada por el calor, entre otros requisitos.
Kim Lerner, directora del programa de divulgación de prestaciones de LiveOnNY, ha ayudado a cientos de personas mayores a solicitar ayudas para refrescarse.
“Hice una visita a domicilio a una mujer que padecía cáncer de mama y, cuando entré en su apartamento, no podía creer lo mal ventilado y caluroso que estaba”, recuerda Lerner. “No sé cómo lo soportaba. Y la única forma que tenía de conseguir un aire acondicionado era a través de HEAP”.
Lerner elogió el programa por sus mejoras a lo largo de los años, como la supresión del requisito de presentar documentación médica, que resultaba tedioso y a menudo disuadía a los solicitantes. Sin embargo, aunque HEAP ofrece ayudas para la factura de los servicios públicos de calefacción durante los fríos meses de invierno, no lo hace para el verano.
Lerner dijo que muchos de los que recibieron aires acondicionados a través del programa expresaron su temor a que se dispararan las facturas de los servicios públicos, y dijo que subvencionar el coste sería una gran ayuda para ellos.
La preocupación de sus clientes no es infundada: las facturas de los servicios públicos residenciales están aumentando debido al incremento de las temperaturas estivales y a la prevalencia de episodios de calor extremo en los últimos años. Según un informe de la Asociación Nacional de Directores de Asistencia Energética y el Centro para la Energía, la Pobreza y el Clima, mientras que en 2014 mantenerse fresco en verano costaba $476 dólares, en 2024 las previsiones se sitúan en torno a los $719 dólares.
Y los bolsillos de algunas de las personas mayores no están a la altura de esos costes. Beth Finkel, directora estatal de AARP Nueva York, dijo que la tasa de pobreza entre las personas mayores de 65 años en el estado de Nueva York subió más del 35 por ciento en el último censo.
“Pagar un aire acondicionado o un ventilador y su instalación puede secar el presupuesto familiar de alguien que vive en el umbral de la pobreza o incluso un poco por encima”, explica Finkel a City Limits.
“El gobierno tiene que buscar todas las vías posibles para ayudar a la gente”, añadió Finkel, cuando se le preguntó por las limitaciones del presupuesto del programa de ayuda para comprar aire acondicionado. “Es una medida de salud preventiva asegurarse de que la gente tenga un sistema de enfriamiento”.
Los datos de la OTDA muestran que, en los últimos cinco años, la ayuda para comprar aire acondicionado supuso algo menos del dos por ciento del presupuesto del HEAP. Durante los meses más fríos del año se destina mucho más dinero a la ayuda para calefacción, aproximadamente el 75 por ciento del presupuesto total.
La disparidad parece un planteamiento contraintuitivo, dado que hay mayores tasas de mortalidad por calor en comparación con cualquier otra causa relacionada con el clima.
“La financiación de HEAP se determina en el presupuesto federal y se distribuye a los estados a través de una fórmula”, dijo un portavoz de la OTDA a City Limits en un comunicado. “Si bien el gobierno federal no obliga a los estados a operar un programa de refrescamiento, el estado de Nueva York es uno de los varios estados que asignan anualmente una parte de sus fondos para este fin, lo que Nueva York ha hecho durante muchos años”.
Este año se ha ampliado el componente de prestaciones de emergencia de HEAP hasta finales de agosto, o hasta que se agoten los fondos, ha señalado el portavoz. Los hogares que se enfrentan a facturas de electricidad más elevadas debido al uso de aire acondicionado y otros equipos de enfriamiento, y que han recibido un aviso de terminación de su compañía de servicios públicos, pueden solicitar la ayuda de emergencia para evitar un corte o para mantener el servicio durante al menos un mes más.
“A medida que se agrava el cambio climático vemos sin duda que el calor, y ni siquiera el calor extremo, incluso a partir de los 82 grados Fahrenheit, es cuando empezamos a ver un repunte de las muertes relacionadas con el calor entre los neoyorquinos”, dijo Victoria Sanders, directora del programa de clima y salud de NYC Environmental Justice Alliance. “Así que tenemos que ajustar nuestras prioridades a medida que cambien las realidades de nuestro mundo”.
Como resultado de la financiación limitada, HEAP anunció el cierre de las solicitudes de asistencia a mediados del verano de 2023, el 14 de julio. Lo mismo podría ocurrir este año, incluso con los recortes presupuestarios propuestos por la ciudad a los centros para personas mayores en el horizonte, muchos de los cuales se duplican como centros de enfriamiento para aquellos que lo necesitan.
Sanders figura entre los autores de un nuevo informe de Environmental Justice Alliance en el que se esbozan recomendaciones políticas sobre las disparidades en la calidad del aire y la vulnerabilidad al calor de las comunidades de color con bajos ingresos y está de acuerdo en que la ampliación del programa de ayuda sería una importante solución a corto plazo a los efectos adversos del cambio climático.
“Una gran parte de las personas que mueren de calor lo hacen en sus propias casas, porque no pueden refrescarse”, dijo. “Así que es importante que lo tengamos para poder proteger a los residentes vulnerables de la ciudad. Y mientras tanto, vamos a seguir presionando al gobierno para que haga un mejor trabajo en la lucha contra el cambio climático a nivel sistémico.”
Para ponerse en contacto con la reportera de esta noticia, escriba a Anastasia@citylimits.org. Para ponerse en contacto con la editora, escriba a Jeanmarie@citylimits.org