Los neoyorquinos que resistieron las inundaciones en sus sótanos —a menudo adaptaciones ilegales y no autorizadas que no cumplen las normas de seguridad de la ciudad— se enfrentan ahora a nuevas dificultades y temores, como moho que es peligroso, futuras inundaciones y la abrupta pérdida de la vivienda.
Este artículo apareció originalmente en inglés. Translated by Daniel Parra. Read the English version here.
La mesa del comedor flotaba junto a los escalones de entrada del sótano cuando Vicente Guerrero llegó a casa el miércoles por la noche. Los certificados de nacimiento de sus hijos, el dinero del alquiler que pensaba dar a su arrendador al día siguiente, unos cientos de dólares de ahorros, formularios de impuestos, archivos, ropa y comida, todo ello estaba sumergido en el agua oscura dentro de su apartamento, un sótano de tres habitaciones en el condado de Queens.
Guerrero, de 39 años, compartía la vivienda en Flushing con dos compañeros que se habían marchado antes al ver la inundación. Cerró las puertas de su apartamento y llamó a un amigo para que le dejara pasar la noche. No pudo hacer ni salvar nada durante la tormenta.
Al día siguiente, dejó su ropa empacada en bolsas en casa de su ex mujer. Ahora es una persona sin hogar.
“Yo estaba afuera arriesgando mi vida trabajando sin saber lo que estaba pasando aquí en casa”, dijo Guerrero, un repartidor de comida e inmigrante de México, mientras señalaba la altura que había alcanzado el agua dentro del apartamento.
“Esta camisa roja que ves que llevo es de mi hijo. Los jeans y zapatos también. No tengo nada”, dijo mientras preparaba una pequeña maleta para una estancia temporal en una iglesia local.
Una tormenta histórica vertió agua en los sótanos de toda la ciudad de Nueva York el miércoles matando a 13 personas, entre ellas un niño de 2 años y sus padres, dejando sin hogar a un número incalculable de inquilinos que vivían en sótanos como Guerrero. Los neoyorquinos que resistieron la inundación en sótanos, que a menudo son adaptaciones no autorizadas que no cumplen con las normas de seguridad de la ciudad, se enfrentan ahora a nuevas dificultades y temores, como el moho que es peligroso, futuras inundaciones y la pérdida abrupta de la vivienda.
Las seis propiedades en las que se produjeron las muertes del miércoles eran sótanos, cinco de ellos eran adaptaciones ilegales, según las autoridades municipales. Según las normas actuales de la ciudad, los inquilinos de los sótanos convertidos ilegalmente tienen pocos recursos legales para conservar sus viviendas.
“Hay pocos recursos cuando se vive a la sombra de la ley”, dijo el abogado Sateesh Nori, jefe de la unidad de vivienda de Queens de Legal Aid.
Nori y otros defensores afirman que la letal tormenta debería impulsar a la ciudad de Nueva York a revisar su enfoque de los sótanos y estimular las acciones para adecuar los apartamentos ilegales a la normativa o encontrar hogares más seguros para los inquilinos.
Es probable que haya decenas de miles de apartamentos de este tipo en los cinco distritos, que atraen a inquilinos de bajos ingresos, sobre todo inmigrantes, que tienen pocas opciones asequibles en el mercado de vivienda más caro del país. Los apartamentos pueden ser extremadamente inseguros, ya que a menudo carecen de ventanas o de una segunda salida en caso de incendio u otra emergencia. A lo largo de los años se han producido numerosos incendios mortales en este tipo de apartamentos, pero la ciudad no ha abordado la realidad de su uso generalizado como viviendas baratas, dijo Annetta Seecharran, directora ejecutiva de Chhaya Community Development Corporation.
Chhaya fundó en 2008 la iniciativa Basement Apartments Safe for Everyone (“Sótano seguro para todos” o BASE por sus siglas en inglés) para abogar por el aumento en el número de sótanos seguros reconocidos legalmente por la ciudad, ayudando a los propietarios a mejorar sus condiciones.
A corto plazo, la ciudad debe conseguir alojamientos adecuados para los inquilinos desplazados por la inundación, dijo Seecharran.
“En primer lugar, tenemos que encontrar viviendas temporales para todos los inquilinos desplazados”, continuó Seecharran. “Y dos, necesitamos ayuda práctica para los propietarios porque el moho se convierte en un problema inmediato y es un problema extremadamente caro para los propietarios”.
Pero es poco probable que muchos propietarios busquen ayuda para la limpieza cuando podrían enfrentarse a sanciones. Los inquilinos también son reticentes a reclamar sobre su situación porque eso significa que podrían quedarse sin hogar.
La mayoría de los sótanos de la ciudad de Nueva York son ilegales y los funcionarios del Departamento de Edificios (DOB, por sus siglas en inglés), el Departamento de Preservación y Desarrollo de la Vivienda (HPD) y otros organismos de la ciudad desalojan las viviendas y multan a los propietarios si descubren una unidad no regulada.
Un programa piloto destinado a modernizar los sótanos de East New York y Cypress Hills fue recortado el año pasado, a pesar de las peticiones de los defensores de la causa, que dijeron que la iniciativa ayudaba a los neoyorquinos más afectados por la crisis del COVID-19. “Ahora es más importante que nunca ayudar a modernizar y adecuar los sótanos informales, donde las condiciones de vida pueden poner a la gente en riesgo de transmisión de enfermedades”, escribieron docenas de organizaciones sin ánimo de lucro en una carta al alcalde Bill de Blasio el año pasado.
Pero las conversiones resultaron ser más complicadas y costosas de llevar a cabo de lo previsto, dijeron los funcionarios el año pasado. En ese momento, la ciudad sólo había aprobado la participación de nueve propietarios en el programa piloto, que recibió 8.000 solicitudes.
“Es una situación increíblemente difícil”, dijo de Blasio durante una rueda de prensa el viernes. “Tratar de hacer que un apartamento ilegal en un sótano se ajuste a las normas es muy difícil físicamente, muy costoso y requiere mucha cooperación con el propietario”.
Uno de los hombres que murieron el miércoles era un trabajador de la construcción jubilado, Roberto Bravo y vivía en un sótano de Cypress Hills con dos compañeros de piso. Quedó atrapado por la repentina oleada de agua y no pudo escapar.
Seecharran dijo que ha instado a de Blasio a que dirija públicamente a las agencias a no multar a los propietarios para que puedan solicitar ayuda de la ciudad para remediar las inundaciones sin consecuencias. Después de eso, la ciudad puede trabajar con los propietarios para asegurar que las unidades de sótano sean seguras y habitables, dijo.
“Estamos tratando de presionar a la ciudad para que haga una declaración que diga: ‘Si necesitas ayuda, busca ayuda y no te multaremos por tener un apartamento ilegal en el sótano'”, dijo.
Tras el desastre de la inundación, un funcionario de la alcaldía dijo que la ciudad no impondrá multas a los propietarios y que, en cambio, emitirá “avisos de deficiencia” antes de volver a comprobar la seguridad de las unidades. Sin embargo, la ciudad se reserva el derecho de expulsar a los inquilinos y cerrar los apartamentos, dijo el funcionario.
El alcalde de Blasio dijo el viernes que la ciudad elaborará un nuevo plan de respuesta a las lluvias, que buscará específicamente abordar los riesgos de los apartamentos en los sótanos, incluyendo un esfuerzo para identificar cuántos están actualmente en uso y dónde están ubicados.
La Cruz Roja Americana ayudará a algunas personas desplazadas por la tormenta alojándolas en un hotel durante un máximo de cinco días. El portavoz de la Cruz Roja, Michael de Vulpillieres, dijo que la organización ha proporcionado hasta ahora alojamiento a unas 20 familias.
Las agencias de la ciudad también remitirán a los servicios sociales, pero si la persona o la familia no pueden encontrar una vivienda, es posible que tengan que entrar en el sistema de refugios, reconoció un funcionario.
Después de las inundaciones, algunos inquilinos y propietarios trabajaron juntos para limpiar y salvar los apartamentos, dijo Jagpreet Singh, un organizador de la comunidad con sede en Queens que trabajó en la campaña de la organización BASE.
Singh dijo que visitó a familiares y amigos que estaban lidiando con las consecuencias de las inundaciones en tres apartamentos. En todos los casos, los propietarios se mostraron receptivos. Pero no siempre es así, especialmente cuando el propietario vive en otro lugar o el edificio es propiedad de una empresa mayor, dijo.
Los inquilinos de los sótanos ilegales no pueden contratar un seguro de alquiler y pueden no tener derecho a la unidad, lo que hace que dependan de la beneficencia del propietario.
Realmente depende del tipo de relación que tengan con sus propietarios”, dijo Singh. “Si están en una unidad no autorizada, no pueden llamar al 311 y denunciar los daños”. “Hasta que no haya legalización, no hay mucho que se pueda hacer”, añadió.
Singh dijo que algunos grupos sin ánimo de lucro y proveedores de servicios legales pueden ayudar a empujar a los propietarios a cubrir las pérdidas o a garantizar que las unidades sean seguras y habitables tras la inundación. Recomendó a los inquilinos que se pongan en contacto con Chhaya. Make the Road New York también ofrece apoyo y asistencia.
Si no se toman medidas, más inquilinos pueden sufrir el mismo destino trágico que los 11 neoyorquinos que murieron tratando de escapar de las aguas de la inundación en sus casas el miércoles. La crisis climática no hará más que alimentar tormentas más intensas e inundaciones frecuentes, dicen los expertos.
“Todos sabemos que las personas que viven en estos apartamentos son vulnerables a la explotación, al desplazamiento y, ahora, a la catástrofe natural”, dijo Nori.