Un representante de las empresas que están detrás de la propuesta dice que han acordado revisar los planes en respuesta a la oposición de la comunidad y si el proyecto se aprueba, se construiría el convertidor en una zona industrial fuera del Bronx.

Ritchie Torres, el representante a la Cámara por el Bronx, anunciando un acuerdo sobre el convertidor de alta tensión.

Liz Donovan

Este artículo apareció originalmente en inglés. Translated by Daniel Parra. Read the English version here

Durante los últimos meses, los residentes del sur del Bronx han estado enfurecidos por una propuesta que construiría una estación convertidora de alto voltaje en su vecindario, algo que los líderes del proyecto dicen que traería recursos renovables a la ciudad de Nueva York, pero que los miembros de la comunidad consideran que significaría arriesgar su salud en nombre de la energía verde.

El pasado miércoles 11 de agosto, el congresista de la Cámara de Representantes, Ritchie Torres —quien representa al contaminado distrito del Bronx—, anunció que había intervenido y negociado que los responsables del proyecto acepten construir el convertidor en una zona no residencial si finalmente es aprobado por el Estado.

Un representante de las empresas que están detrás de la propuesta confirmó a City Limits que desde entonces han acordado revisar los planes en respuesta a la oposición de la comunidad, y si el proyecto se aprueba, construirían el convertidor en una zona industrial fuera del Bronx.

“Todos apoyamos el objetivo de las energías limpias”, dijo Torres en una rueda de prensa el miércoles para anunciar el acuerdo.

“Dicho esto, el fin no justifica los medios”, añadió. “No podemos perpetuar el racismo medioambiental en nombre de la protección del medio ambiente. No podemos permitir que el sur del Bronx soporte la carga de una revolución energética verde mientras todos los demás disfrutan de los beneficios”.

En mayo, Clean Path New York —una empresa conjunta formada por la Autoridad Eléctrica de Nueva York, energyRe e Invenergy— presentó la propuesta de 317 páginas a la Autoridad de Investigación y Desarrollo Energético del Estado de Nueva York (New York State Energy Research and Development Authority o NYSERDA por sus siglas en inglés) en respuesta a las solicitudes de proyectos que aportaran energía renovable a la ciudad.

El proyecto comprende una supercarretera de corriente continua de alto voltaje de 1.300 megavatios y 176 millas de longitud, desde el condado de Delaware hasta la ciudad de Nueva York, pasando por debajo de los ríos Hudson y Harlem. Según la propuesta, también se suministrarían 3.800 megavatios de energía eólica y solar al norte del estado.

Clean Path NY se jacta al decir que proporcionará $12.000 millones de dólares de ahorro a los neoyorquinos y crearía más de 10.000 puestos de trabajo, al tiempo que eliminaría 39 millones de toneladas de emisiones de CO2 en los próximos 25 años. También invertiría $70 millones de dólares en programas de justicia medioambiental y el proyecto supondría un ahorro de miles de millones en salud en comunidades vulnerables de todo el estado durante las próximas dos décadas y media, según la propuesta.

Pero los residentes y organizadores del Bronx se sorprendieron cuando leyeron los detalles. El proyecto colocaría una estación convertidora de alto voltaje —que según algunos estudios puede suponer un riesgo para la salud— y una estructura de contención de siete pisos en un terreno de un acre en el Bronx Terminal Market.

Esta zona del Bronx ya está plagada de grandes contaminantes, como centrales eléctricas, estaciones de transferencia de residuos y plantas de gas natural, lo que ha provocado efectos en la salud y que le han valido el apodo de “callejón del asma” a esta área.

Melissa Barber, cofundadora de la organización sin ánimo de lucro South Bronx Unite, dijo que se enfureció cuando vio la propuesta. “En nombre de la energía renovable están a punto de jodernos una vez más como comunidad de justicia ambiental”, dijo. “Esto no tiene fin”.

La ubicación propuesta para la estación, que empezaría a funcionar en 2026 si sigue adelante, estaría en la zona residencial del parque Mill Pond que es densamente poblada y donde se encuentran varias escuelas, nuevas urbanizaciones, un refugio familiar y el Museo del Niño del Bronx, que está terminando de construir una nueva instalación en las cercanías.

El museo se pronunció en una declaración en julio sobre sus preocupaciones con el proyecto y su proximidad a las áreas donde la comunidad y los niños se reúnen regularmente.

“Creemos que la estación supone una amenaza para la justicia medioambiental y es un ejemplo más de cómo el sur del Bronx y las comunidades de color se ven perjudicadas de forma desproporcionada por el racismo sistémico”, dice la declaracion. “Además, la implantación de una estación convertidora de alto voltaje y cualquier línea de transmisión de corriente alterna de alto voltaje pueden causar daños en múltiples niveles a una comunidad tan robusta”.

El mes pasado, el Bronx Institute for Urban Systems también publicó un informe de 20 páginas en el que criticaba la propuesta y citaba múltiples estudios realizados en Estados Unidos y el Reino Unido que relacionaban la exposición a los campos electromagnéticos y a las líneas de transmisión de corriente alterna de alta tensión con grupos de cáncer infantil.

“Toda exposición continua a campos electromagnéticos e infraestructuras de alta tensión en un entorno urbano denso debe considerarse una carga indebida y una posible amenaza para la salud pública”, concluye el informe.

“Sacaron una RFP [request for proposal (solicitud de propuesta)] y no preguntaron a nadie de la comunidad si esto era lo que queríamos y si estábamos de acuerdo con ello”, dijo Barber.

Cuando se le preguntó por el proyecto a NYSERDA respondió que su “proceso de evaluación da prioridad a la consideración de los proyectos que aportan el mayor y mejor valor al estado de Nueva York, incluyendo criterios de evaluación durante el proceso de selección que valoran explícitamente los intereses de las comunidades desfavorecidas y los beneficios económicos en Nueva York”.

El sitio web de NYSERDA dice que ha recibido ofertas para siete proyectos en respuesta a la solicitud de propuestas, incluida la de Clean Path New York. Las ofertas elegidas se adjudicarán en el tercer trimestre de 2021, que termina a finales de septiembre, según el calendario de la agencia.

El miércoles por la mañana, Torres anunció que había conseguido el compromiso por escrito de las empresas que están detrás de la propuesta, el cual City Limits también ha obtenido, en el que se comprometen a situar la estación en una zona no residencial.

“Dejé muy claro que bajo ninguna circunstancia permitiría el montaje de una infraestructura de alta tensión en un barrio residencial, especialmente en uno tan densamente poblado como Mott Haven, porque nada es más importante que la salud pública de los residentes del Bronx, especialmente los niños”, dijo Torres a City Limits.

En un comunicado, los solicitantes del proyecto dijeron que se enorgullecen de “escuchar y trabajar con la comunidad”.

“Clean Path NY se compromete a ubicar una estación convertidora HVDC (una pieza de infraestructura verde con cero emisiones) únicamente en una zona industrial”, dijo un portavoz de las tres empresas. “Clean Path NY presenta una oportunidad de justicia ambiental transformadora para la gente del Bronx al entregar energía limpia y renovable generada en el norte del estado al municipio”.

Carla Precht, directora ejecutiva del Museo del Niño del Bronx, dijo que el acuerdo marca un cambio para la comunidad del Bronx, que durante mucho tiempo ha tenido que soportar una carga desproporcionada de la infraestructura energética del estado.

“Esto supone para el sur del Bronx un nuevo día, porque ya no seremos un botadero”, dijo.

La Autoridad de la Energía de Nueva York (New York Power Authority o NYPA por sus siglas en inglés) opera en la actualidad seis de las plantas centrales en la ciudad, incluidas las de Mott Haven y Port Morris. Estas centrales alimentadas con combustibles fósiles se instalaron en 2001 y están pensadas para un uso intermitente en momentos de máxima demanda de electricidad, según la NYPA. También son muy criticadas por los defensores del medio ambiente por los nocivos altos niveles de dióxido de carbono y óxido de nitrógeno que emiten.

En 2020, tras la aprobación de la ley estatal que exigía una emisión cero de carbono para 2040 (Ley de Liderazgo Climático y Comunitario), la NYPA trabajó con grupos de defensa de la justicia medioambiental para evaluar cómo podría realizar la transición de las centrales eléctricas a la energía limpia. Pero a partir de agosto de 2021, siguen en servicio.

Barber cuestionó los planes de la empresa de cara al futuro. “¿Significa esto que porque se está apostando por la energía renovable”, preguntó, “se están cerrando ahora las centrales eléctricas que están aquí?”.

Liz Donovan es miembro de Report for America Corps.