Todas las fuentes consultadas, entre trabajadores agrícolas, líderes de organizaciones de trabajadores agrícolas, defensores de estos trabajadores y centros de salud comunitarios que tienen como público objetivo a este grupo, reportan que la vacunación entre trabajadores agrícolas ha ido bien.

Darren McGee- Office of Governor Andrew M. Cuomo

El gobernador Andrew Cuomo anuncia un plan para abrir centros de vacunación móviles en las granjas estatales.

Luego de que los trabajadores agrícolas quedaran fuera de las fases tempranas de vacunación del estado de Nueva York, a pesar de ser priorizados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), miles trabajadores agrícolas han acudido y recibido la inyección desde que la vacuna contra el COVID-19 estuvo disponible para personas mayores de 30 años en a finales de marzo.


“Si los agricultores hubieran sido elegibles antes, eso podría haber ofrecido la oportunidad de hacer estimaciones para aquellos que verifican los criterios de elegibilidad desde el principio”, escribe la directora del centro de medicina y salud Center for Agricultural Medicine and Health (NYCAMH por sus siglas en inglés), Julie Sorensen.

Llegar a saber en detalle qué porcentaje de la fuerza laboral agrícola se ha vacunado hasta el momento no es posible en este momento, sin embargo, las fuentes del sector que hablaron con City Limits estiman que miles de trabajadores agrícolas se han vacunado hasta ahora.

“En su mayor parte, los datos de vacunación no se recogen por categoría profesional”, escribe el especialista en mano de obra agrícola de la Universidad de Cornell, Richard E. Stup.

Sun River Health, uno de los mayores centros de salud comunitarios con 43 centros en el valle del Hudson, la ciudad de Nueva York y Long Island y New York Farm Bureau tampoco cuenta con cifras, sin embargo, todas las fuentes consultadas, entre trabajadores agrícolas, líderes de organizaciones de trabajadores agrícolas, defensores de estos trabajadores y centros comunitarios que tienen como público objetivo a este grupo, reportaron que por lo visto la mayoría de trabajadores agrícolas se ha vacunado.

Basados en la información anecdótica, Long Island es una de las regiones de Nueva York donde la vacunación no ha sido tan exitosa. Ángel Reyes, coordinador regional en Long Island de la organización Rural & Migrant Ministry, calcula que el 50 por ciento del grupo de 200 trabajadores con los cuales tiene contacto se han vacunado.

“No hubo dificultades de acceso por ser comunidades de color e inmigrantes. En cierta forma eso me da bastante alegría. Si consideramos que este es un grupo rural, aislado, no me ha parecido mal”, dice Reyes.

Esta fue la única región que no reportó una gran mayoría de trabajadores agrícolas vacunados hasta la fecha. En el área de New York occidental, que cubre condados condados como Wayne y Ontario, el número de trabajadores agrícolas vacunados es mayor.

“Yo diría que el 80 por ciento de cada rancho está vacunado. Siempre hay uno que otro que no acepta”, dice el coordinador de esa región para Rural & Migrant Ministry, Wilmer Jiménez. En esta área occidental, Jiménez cree que tiene contacto con más de 400 trabajadores.

“La mayoría de trabajadores tuvo efectos secundarios comunes. Unos tomaron el día libre y nosotros nos asegurábamos de que el patrón supiera que el trabajador se había vacunado y que se consideraba como un día de enfermedad y era pago”, dice Jiménez.

“Le dábamos al trabajador un folleto, para que ellos se sintieran protegidos”, explica Jiménez.

Pero no todas las regiones han respetado esta regla de pagar el día en que el trabajador tuvo efectos secundarios por la vacuna.

En los condados de Livingston y Wyoming, en donde opera la organización de base Alianza Agrícola —dirigida por trabajadores agrícolas—, se han reportado un par de estos casos.

“Hay lugares donde los patrones tomaron como si ese día fuera un día de descanso”, dice Luis Jiménez, presidente de Alianza Agrícola. “Cada rancho tiene sus propias políticas”.

Una de las estrategias de vacunación más frecuente que han usado los dueños de lecherías o fincas de cultivo es dividir su fuerza laboral en grupos para que la vacunación se haga por tandas. Así han evitado que una gran parte de trabajadores que sienten síntomas secundarios no se presenten a trabajar.

Desde marzo, por ejemplo, Finger Lakes Community Health Center ha llevado a cabo jornadas de vacunación en alrededor de 110 granjas, varias de estas granjas solicitaron múltiples jornadas de vacunación para sus trabajadores, y en total se han hecho unas 244 visitas a granjas para vacunar trabajadores.

“Eso es 1.300 trabajadores agrícolas, un estimado por debajo”, dice la directora general de Finger Lakes Community Health Center, Mary Zelazny.

Parte del éxito de la vacunación entre trabajadores agrícolas, dice Zelazny, es ofrecer múltiples opciones de vacunación. Se dio la oportunidad de pedir cita individual, o grupal —como hicieron varios dueños de granjas— para vacunar en el centro de salud o en la granja misma. Además se ha ido a las granjas a ofrecer vacunas y se ha flexibilizado el horario de vacunación para que las jornadas de trabajo no fueran un impedimento.

Oak Orchard Health Center, un centro de salud comunitario que recibe fondos federales ha implementado una estrategia similar en el área noroccidental del estado.

“En colaboración con otras instituciones se ha vacunado a más de 1.000 trabajadores agrícolas”, dice uno de los directores del departamento de compromiso con el paciente de Oak Orchard Health Center, Anthony DiBenedetto.

Adicionalmente, entre 270 y 300 trabajadores agrícolas han ido a alguno de los centros médicos de Oak Orchard Health Center, dice DiBenedetto, quien estima que un 80 por ciento de los agricultores se han vacunado.

Por lo que DiBenedetto ha visto en el campo, el escepticismo y la reticencia ha tenido varias fases entre trabajadores agrícolas. “Ha fluctuado. Al inicio era alta y luego bajó. Una vez se retiró [momentáneamente] la vacuna de Johnson & Johnson, la reticencia subió de nuevo”.

Johnson & Johnson pasó de ser la vacuna preferida por muchos trabajadores agrícolas al inicio de la vacunación, porque era solo una dosis, a ser la menos solicitada y la que más rechazo genera actualmente, dice DiBenedetto.

La población que más le preocupa a DiBenedetto es la que se encuentra en las lecherías, porque los horarios de trabajo son jornadas largas y sus trabajadores están aislados en las residencias.

En esos casos, explica DiBenedetto, se planea una primera visita centrada en educación sobre salud donde se explican las opciones de programas de salud con descuento para trabajadores agrícolas o inmigrantes y se habla de salud. “Ganamos un poco de confianza, luego se planea una segunda visita de vacunación”.

En la misma área del noroccidente del estado de Nueva York pero en condados diferentes, Luis Jiménez da otro reporte. “La mayoría de los ranchos que conozco, incluso los pequeños de tres, dos o incluso un trabajador, se han vacunado”, dice Luis Jiménez, quien agrega que más del 90 por ciento de los trabajadores que hacen parte de su organización están vacunados.

“El enfoque multifacético de divulgación en el condado de Wyoming, Nueva York, ayudó a los propietarios de granjas a trabajar con sus empleados para proporcionar acceso a clínicas específicas que llegaron a casi 170 personas de la comunidad agrícola local que querían vacunarse”, escribe Joan Sinclair Petzen, especialista regional en gestión de empresas agrícolas del programa de lechería, ganadería y cultivos de campo de la cooperativa de Cornell del noroccidente de Nueva York.

“Ha sido impresionante cómo tantas organizaciones y la comunidad agrícola han trabajado en colaboración y con entusiasmo para aumentar las tasas de vacunación”, dice Sorensen. “Muy inspirador”, agrega.

Este alto porcentaje de vacunación entre los trabajadores agrícolas ha hecho que no se haya vuelto a oír de nuevos brotes de contagios de coronavirus en granjas en ninguna de las áreas donde las fuentes consultadas realizan labores.

Ahora una de las preguntas que queda por resolver es si la pandemia replanteará la falta de seguro médico para los trabajadores agrícolas. “Los patrones se han tomado en serio la vacunación porque no quieren perder un trabajador. Ellos antes no te preguntaban cómo estás o cómo te sientes. En el pasado no decían nada cuando uno tenía gripa. El COVID-19 cambió eso”, dice Luis Jiménez.

Sin embargo, “si les importara nuestra salud nos tendrían seguros médicos para chequear la salud, los dientes, los ojos. Honestamente se preocupan más por la salud de las vacas”.