de Blasio COVID

Ed Reed/Mayoral Photography Office.

En una carta enviada a la administración de Blasio el 9 de marzo, los representantes del sector de servicios comunitarios sin ánimo de lucro pidieron una respuesta gubernamental adecuada para que “el sector asegure continuidad en sus operaciones y atienda mejor a su personal y sus clientes”.

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Los líderes de las organizaciones sin fines de lucro dicen que sus servicios juegan un papel clave en la red de seguridad social de la ciudad de Nueva York y que ahora están enfrentando una crisis de financiamiento, falta de suministros, disminución del número de voluntarios y desafíos para ejecutar sus misiones en una ciudad prácticamente en encierro.

En una carta enviada a la administración de Blasio el 9 de marzo, los representantes del sector de servicios sociales sin ánimo de lucro pidieron una respuesta gubernamental adecuada para que “el sector asegure continuidad en sus operaciones y atienda mejor a su personal y a sus clientes”. Adicionalmente, la carta advertía que “el sector no puede esperar más tiempo para actuar y necesita una respuesta rápida y clara”.

Por ejemplo, hace una semana no había ningún desinfectante de manos en Staples, donde algunas de estas organizaciones piden algunos suministros. Eso impactó directamente algunos programas. “La cooperativa de trabajadores de la limpieza del NMIC, Ecomundo, no puede conseguir suministros de limpieza, por lo tanto no puede aceptar nuevos trabajos o mantener a sus antiguos clientes”, dice María Lizardo, directora ejecutiva de Northern Manhattan Improvement Corporation, NMIC por sus siglas en inglés. “Esta cooperativa de trabajadores se inició para ofrecer una alternativa de empleo a los inmigrantes víctimas de la violencia doméstica y puede que se vaya a la quiebra”.

Según Nora Moran, directora de política y defensa de la United Neighborhood Houses, que representa a 43 centros sociales en toda Nueva York, “la escasez está en todas partes”.

Los líderes de las organizaciones sociales sin fines de lucro circularon el viernes una segunda carta que decía:

Nuestro sector se compromete a acabar con COVID-19. Pero las respuestas del gobierno para apoyar a las organizaciones sin fines de lucro no han sido suficientes. Las organizaciones sin fines de lucro se enfrentan a una crisis financiera inmediata, mientras protegemos a nuestras comunidades contra una pandemia mundial. Hicimos un llamado a filántropos, y están respondiendo. La magnitud de esta crisis está más allá de los recursos que el altruismo por sí solo puede resolver. Las organizaciones sin fines de lucro exigen medidas y compromisos inmediatos y explícitos del gobierno municipal, estatal y federal para soportar la pandemia y la recesión de COVID-19.

En algunos centros para ancianos que han cerrado, pero que todavía ofrecen comidas, todavía hay una escasez de tapabocas, guantes, toallas de papel y equipo para proteger al personal cuando los ancianos recogen su comida. Debido a esta situación, el personal se enfrenta al dilema de si debe seguir prestando servicios a las personas necesitadas sin los medios para protegerse.

Según Moran, los centros para ancianos son lugares que proporcionan conexiones sociales a los adultos mayores que de otra forma podrían no tener vínculos cercanos con otras personas. Además, estar socialmente aislados definitivamente impactará en la salud de los ancianos. La mera idea de terminar con todos los servicios y profundizar ese aislamiento es desgarradora, así que Moran propone que los centros para ancianos operen de la forma más flexible.

Organizaciones como Sunnyside Community Services sirven a 16.000 adultos al año, además de 2.500 jóvenes y ancianos. “Todos los servicios se ven afectados”, dice Judith Zangwill, directora ejecutiva de SCS.

El horizonte parece incierto para estas organizaciones. El departamento de servicios para pequeñas empresas de la ciudad anunció que la ciudad proveerá alivios para las pequeñas empresas (incluyendo organizaciones sin ánimo de lucro), pero Moran teme que muchas organizaciones del sector de servicios comunitarios tengan problemas para encajar en un programa destinado a ayudar a las empresas con fines de lucro. “Algunas organizaciones tienen más de 100 personas”, dice. “No existe nada similar [subvenciones o préstamos] para el sector de servicios comunitarios”.

La coalición sin fines de lucro pide una “respuesta robusta, coordinada y centralizada a COVID-19 para el sector de los servicios comunitarios”, dice la carta.

Como explica Moran, hay organizaciones que tienen el dinero justo para funcionar durante dos semanas más y después de eso, probablemente harán despidos y otros recortes. En este momento, dice, “estos trabajadores están en el limbo”.

Por ejemplo, los profesores del programa de servicios a la juventud están preguntando si van a mantener sus empleos o no. Para los que trabajan con programas de inglés como segundo idioma (ESL, por sus siglas en inglés), este es el segundo gran golpe del año. “Antes de que esta crisis golpeara, teníamos el fallo de la carga pública” dice Moran.

Además, hacer los programas accesibles en línea ha sido difícil. “Al trasladar nuestras clases para adultos a plataformas de aprendizaje a distancia nos encontramos cara a cara con la brecha digital. Algunos de nuestros miembros de la comunidad no tienen acceso a computadores, wifi y no tienen los conocimientos informáticos para avanzar rápidamente con el aprendizaje a distancia. Nuestro personal ha invertido tiempo para preparar a la gente para el aprendizaje a distancia”, explica Lizardo.

Otro temor es lo que sucederá cuando quienes financian estas organizaciones los evalúen. Sus indicadores de logro podrían no ser alcanzables debido a la interrupción de las actividades regulares. Por eso una de las muchas demandas presentadas a la ciudad es un acuerdo para “pagar a los proveedores de servicios comunitarios que están contratados los gastos presupuestados completos hasta el final del año fiscal, incluso si no pueden cumplir sus obligaciones contractuales debido a esta crisis de salud pública”, como se indica en la carta.

“Estamos financiados en un 80 por ciento por el gobierno”, escribió Zangwill a través de un correo electrónico. Este es el caso de la mayoría de los centros sociales y organizaciones de servicios comunitarios. Para aliviar algunas de estas preocupaciones la alcaldía envió una carta el miércoles diciendo que “la alcaldía reembolsará a los proveedores por los gastos del contrato, incluso si la prestación de servicios habituales se suspende o modifica, siempre y cuando esto se haga en consulta una agencia de la alcaldía”. Y para “modificaciones de servicio que cuesten más de lo que se contrató originalmente, la alcaldía pagará los costos adicionales. Los proveedores deben mantener registros de todos los gastos relacionados con COVID-19”.

Moran tiene razones para ser optimista acerca de los mensajes de apoyo y la posibilidad de que se creen grupos de ayuda hiperlocales.

“La gente puede ayudar apoyando la economía local: ordenar comida, ir a la bodega local para comprar alimentos, donar a organizaciones sin fines de lucro que están luchando por pagar a su personal, contactar a las personas mayores, y no olvidarse de completar el Censo 2020”, dice. “Tenemos que asegurarnos de que todos sean contados, de lo contrario perderemos miles de millones de dólares y representación”.

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